La familia es la base de la sociedad y es anterior a toda forma política.
Desde un punto de vista antropológico, las primeras sociedades humanas surgieron en torno a la familia, que al agruparse entre sí dieron lugar a los clanes.
Desde un punto de vista sociológico, la familia existe a lo largo de la Historia sea cual sea la forma de gobierno.
Por eso, la familia está por encima del Estado.
Lo primero que debe hacer toda sociedad es respetar y promover los derechos fundamentales que afectan a las familias, reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
También se deben promover políticas familiares, de promoción de la maternidad y paternidad, e incorporar la perspectiva de familia de forma transversal en todas las leyes.
Las instituciones deben facilitar la estabilidad de los hogares en dificultad a través de centros de ayuda a la familia, la mediación familiar y los servicios sociales.
Aquellas familias que por su situación se vean en riesgo de exclusión social, con mayores dificultades en la crianza y educación de los hijos, o el cuidado de alguno de sus miembros, deben ser objeto preferente de las ayudas institucionales.
Una sociedad es sana y con futuro cuando protege a sus miembros más débiles.