La generación que vivió aquel mayo del 68, esa generación que se siente esclava de sus padres y esclava de sus hijos, ha errado en la puesta en práctica de aquellas, aparentemente buenas, ideas con las que nació socialmente.
Estaban decididos a romper con la forma de vida que había construido la sociedad que les había educado, es decir, los que habían sufrido la II Guerra mundial o, en el caso de España, la Guerra Civil.
Querían erradicar de la vida de sus hijos lo que se llamaban ‘las buenas costumbres’ que no era otra cosa que la buena educación; que no tuvieran que esforzarse por aprender; que tampoco servía sacrificarse con algo por el bien de un ser cercano; que no era necesario casarse y formar una familia, base del amor humano.
Tenían el ejemplo de sus padres haciendo sacrificios por ellos y «¡ved dónde estamos!». Además, el trabajo de la madre y ama de casa no ennoblece ni dignifica a la mujer, la mujer se ‘realizará’ cuando alcance en la sociedad puestos de responsabilidad que antes ocupaban los hombres. «¿Es que no ves cómo voy con todos vosotros a cuestas?». “No os carguéis de hijos que no podréis vivir ni disfrutar de la vida: viajar, salir a cenar con los amigos todas las semanas, poder comprar los mejores coches y, por supuesto, un piso. Para todo eso hace falta dinero y con hijos no se tiene tiempo de ganarlo”.
No parece que nuestros jóvenes muestren una gran «afición» por el matrimonio, mucho menos por engendrar y, lo que es más difícil, educar a los hijos que les pudieran llegar.
Así hemos llegado a una situación muy inquietante, sin reemplazo generacional y sin ver una preocupación de nuestro dirigentes y políticos por solucionar un gravísimo problema para las generaciones venideras. Tal vez todos tengan esa inquietud pero, por sus miras cortoplacistas y la consciencia de que la solución pueda no ser políticamente correcta, falta el valor necesario para mostrar un espíritu de servicio hacia una sociedad que se avejenta a pasos agigantados y que necesita urgentemente un cambio de rumbo en la política de natalidad.
El Foro de la Familia, que hizo llegar a los principales partidos políticos hasta 125 propuestas de apoyo a la familia, vuelve a ofrecer su colaboración con las principales fuerzas sociales y políticas para estudiar, elaborar y poner urgentemente en marcha un importante y ambicioso proyecto que cambie en sentido opuesto la caída demográfica actual a la que nos han llevado los errores de una generación autodenominada ‘esclava’.