Leemos en Internet unas frases de un profesor universitario que reflejan dos situaciones actuales muy relacionadas con nuestra identidad como institución: “El mejor centro educativo es el hogar. Y la mejor red social, la familia”.
Queremos destacar que no dice “debería ser” sino “es”. En efecto, bien sea por acción o por omisión, está más que demostrado que en el desarrollo de las personas la marca más profunda es la que ha dejado el ambiente familiar en el que ha crecido.
También tomamos de Twitter una idea central en relación con la enorme importancia social que tiene la familia: “MUY IMPORTANTE: que la familia asuma al 100% su responsabilidad educadora. Las consecuencias de lo contrario son nefastas. Dilo por ahí, pf”.
Es necesario, imprescindible, que las familias seamos conscientes de nuestro importantísimo papel y, en consecuencia, elevemos nuestra autoestima de forma que no ‘mendiguemos’ unos derechos que son nuestros por naturaleza. El papel educador de la familia no puede limitarse simplemente a reclamar el derecho a elegir un colegio o un tipo de educación, es algo mucho más profundo e importante; es el pleno ejercicio del gozoso derecho-deber de educar.