La muerte asalta sorpresivamente a unos cuantos jóvenes napolitanos de distintos ambientes sociales y económicos. Y sus muertes parecen seguir un mismo patrón: un asesino paciente y certero les dispara un tiro en la sien, viniendo de la oscuridad y volviendo a confundirse con ella, para desesperación de la policía e inquietud y rabia de la sociedad napolitana.
En la investigación se ve involucrado el inspector Giuseppe Lojacono, que está arrinconado en una comisaría napolitana, pues fue falsamente denunciado por un arrepentido de la Mafia, lo que le costó, aún sin ser condenado firmemente, a abandonar su Sicilia natal, y ser repudiado por su mujer y su hija adolescente, y mirado con gran recelo por las autoridades policiales.
Esta caza del hombre, o del cocodrilo, como la prensa denomina al asesino, se desarrolla en una ciudad oscura y hostil, en la que ni la climatología, siempre gris, ni sus gentes, demasiado ocupadas en sus asuntos, y para los cuales sus conciudadanos les resultan casi enemigos (todo esto muy alejado del tópico napolitano del sol y las alegres tarantellas). En este ambiente la policía ha de dar caza a un depredador que se oculta fácilmente entre las sombras, y sólo aparece para dar rápidas y certeras dentelladas en algunos de sus más jóvenes miembros…un tono de luz y esperanza poco habitual
Primera entrega de una nueva serie de este autor, que con su serie protagonizada por el comisario Ricciardi, resultó una de las conmociones más brillantes de los últimos años en el panorama de la novela policíaca. A diferencia de la serie citada, esta nueva transcurre en nuestros días, y no en los años 30 del pasado siglo. En esta ocasión no nos encontraremos elementos de carácter fantástico o sobrenatural (excepto un ligerísimo guiño, que parece más un homenaje a la serie de Ricciardi), pero eso sí, su protagonista es un hombre apaleado por sus circunstancias, y que sin los rasgos de los llorones nórdicos o anglosajones, es un hombre sufriente, al que sus circunstancias le abocan en una situación casi desesperada.
Y como en novelas anteriores, el autor nos ofrece una magnífica novela policíaca, con todos los elementos propios del género, e incluso permitiéndose un final espectacular, tanto por el suspense creado, como por el dramatismo del mismo. Y es de subrayar el término dramatismo, pues el drama personal es el hilo conductor de toda la historia, tanto para el asesino, como para sus perseguidores. Un drama personal que nace de la corrupción de lo amoroso, y que nos hace revisitar los infiernos en que el alma humana puede hundirse debido a la frustración del amor.
la ciudad de Nápoles, sus facetas más diversas
Y todo esto con un estilo brillante y preciso, algo mencionable en un género que no siempre puede alardear de gusto estilístico, con un juego de presentación de las escenas y de los personajes que nos va introduciendo en la historia y que nos tendrá pendientes hasta un final, que nos dejará sin aliento y con un gusto agridulce, tanto por la sorpresa que nos propone, como por su contenido. Y a pesar del tema, del final, del ambiente, de lo doloroso de los lugares que va recorriendo, este autor es capaz de iluminar la narración con un timbre, con un tono de luz y esperanza, que también resulta poco habitual en un género, que en demasiadas ocasiones se abandona en actitudes desesperanzadas y casi masoquistas.
Tanto los nuevos lectores, como los que ya disfrutaron de su serie del comisario Ricciardi, se encontrarán con una peculiar descripción de la ciudad de Nápoles, mostrada en sus facetas más diversas, tanto las brillantes como las sórdidas, pero siempre con un amor por el lugar y sus gentes, que atraviesa la gris escenografía elegida. Y como en la serie citada, hay unos personajes secundarios de mucho fuste y presencia, como son el superintendente Luciano Giuffré, otra víctima del ostracismo administrativo, o como en el caso de Ricciardi, la presencia de dos mujeres, que desde distintas motivaciones van a estar muy pendientes de nuestro héroe: Letizia, la dueña del restaurante de la via San Giuseppe, y la jueza Laura Piras, que intentarán salvar de su desolación a Lojacono, que igual que el cocodrilo, tiene que purgar por actos de los que no son enteramente responsables.
En resultas una apasionante novela de intriga, de bellísima factura estilística, y que con gusto y valor bucea en los infiernos de las emociones más profundas del alma humana, sin perder en ningún momento el ritmo de una narración subyugante. Un libro que hay que conseguir como sea…