La lectura es un hábito que se adquiere desde pequeño.
En pleno siglo XXI y con los niños absortos en el mundo digital en el que han nacido, cada vez es más complicado incitarles a que lean. Daniel T. Willingham explica en su libro Educando niños lectores las claves para conseguir que estos hagan de la lectura un hábito y una necesidad.
Para Willingam uno de sus objetivos es «que los niños lean, porque ofrece experiencias que no están disponibles de otro modo» y afirma que «la cultura general se obtiene leyendo. Es una competencia que no tiene nada que ver con los resultados escolares».
En su libro especifica que a todos los niños pequeños les gusta leer, pero a medida que se van haciendo mayores, cada vez van abandonado el gusto o haciéndose más indiferentes. Para fomentar que sigan leyendo y que este hábito se convierta en necesidad, el autor ofrece las siguientes pautas para los padres.
- Lectura en alto: ayuda a los pequeños a ampliar vocabulario y a entender la sintaxis más complicada.
- Cuando no saben leer y fingen que están leyendo en alto, hay que dejarles. Los dibujos estimulan su imaginación y el gusto de tener un libro en las manos.
- Contarles cuentos: ayuda a los niños a estar concentrados, a querer saber el final y les crea dependencia de futuras historias. Cuando sean más mayores buscarán esas historias en los libros.
- Dejar los libros a la vista y a mano: que los puedan coger cuando y como quieran.
- Predicar con el ejemplo: si los niños ven leer a sus mayores, leerán por imitación.
- Si el niño es reticente, no hay que forzar, pero sí incentivar, por ejemplo «si lees diez minutos conseguirás algo que deseas».
- Cuando lean en alto, no corregir: a veces se atascan en una palabra o la leen mal. Mejor dejar que sigan su ritmo. Hay que superar la tentación de corregirlos, pues puede desanimarles.
- Limitar el tiempo de videojuegos y de televisión: los estímulos visuales son muy adictivos y no suponen esfuerzo, con lo que el niño siempre preferirá algo en lo que no tiene que trabajar.
- Dejadles que inventen, que exploren los libros, que los lean desordenadamente. La curiosidad es uno de los mayores regalos que puede tener un niño.