Hace años que el Foro de la Familia presentó una serie de medidas de política familiar a escala nacional, autonómica y local. Iniciativas fruto de la consulta y análisis de expertos en economía, fiscalidad, derecho… que buscaban dotar a nuestro país de una red sólida de apoyo a la familia como núcleo básico y fundamental de la sociedad.
Desde entonces, hemos entregado a todas las fuerzas políticas y administraciones públicas este documento. La reacción, independientemente del color político del receptor, ha sido de agrado. Con matices, por supuesto, y no un acuerdo al 100%. Pero es una base sólida sobre la que construir un modelo y unas políticas.
Esta semana, una de las medidas que siempre ha llamado más la atención, la de la prestación por hijo a cargo, ha sido llevada al Congreso por VOX, con una propuesta concreta de 100 euros por hijo creciente a partir del tercero. Una iniciativa para todos, que debería concitar consenso entre los partidos bien por su posición teoricamente «pro familia», bien porque va en la línea de una prestación universal. Y, sobre todo, porque es una medida fundamental frente al «Reto Demográfico» que ha merecido una vicepresidencia del actual gobierno.
Pero no parece posible. El clima de sectarismo ideológico, la persecución a la familia como enemigo en todos los ámbitos (libertad, educativo, económico…) hace que se busquen modos de denostarla ante una opinión pública favorable a su implantación. Que si es una copia del modelo del gobierno «ultracatólico» de Polonia, (que da 130€ por este concepto), que si trata de que la mujer se quede en casa porque sale más rentable que trabajar (cuando nadie ha puesto una renta máxima para percibir la prestación, ni impediría que fuera el padre quien permaneciera en el hogar)…
¿Olvidan? los medios que ya han atacado la medida que países tan ‘sospechosos’ como Alemania (184€, creciente a partir del tercero) o Francia (153€ por el segundo hijo, 357 a partir del tercero) llevan años aplicando para dar un impulso a su maltrecha tasa de natalidad. Estas naciones, como Polonia, como Hungría o Irlanda, han visto claro que la familia es la única solución al invierno demográfico.
Es el momento de la familia, de invertir (cada persona devuelve al estado 5 veces cada euro invertido en ella) en familia, de potenciar la natalidad. Si la realidad no les basta, escuchen a esas 3 de cada 4 mujeres que desean tener dos o más hijos y dicen no poder por la situación económica. Si quieren ser «feministas», apuesten por la familia.