Cada cierto tiempo alguna emergencia sanitaria provoca convulsiones en la opinión pública. Ante la fiebre mediática, la Organización Mundial de la Salud se encuentra en una difícil tesitura. Si tarda en sacar toda su artillería epidemiológica, será acusada de no reaccionar a tiempo, como le pasó con la crisis del ébola. Si reacciona al nivel de la máxima alerta, puede pillarse los dedos como ocurrió en 2009 con la gripe A. Los mensajes que llegaban entonces a la gente recomendaban lavarse las manos a menudo, utilizar mascarillas, tocar lo menos posible en lugares públicos… Los países ricos compraron por millones antivirales y vacunas. Al final la temible gripe A causó muchas menos víctimas que la gripe estacional de cada invierno, las vacunas caducaron en los almacenes, los laboratorios hicieron caja y la OMS fue acusada de favorecer un miedo infundado.
Ahora la OMS ha declarado la pandemia del virus del zika como emergencia mundial. El temor es el posible efecto del virus en mujeres embarazadas, con el riesgo de que el bebé pueda sufrir microcefalia y daños cerebrales. A falta de vacuna, las autoridades sanitarias de algunos países afectados por el zika dan consejos perentorios a las mujeres: “No os quedéis embarazadas”, un mensaje sin precedentes en la historia de las epidemias, aparte de poco realista.
La situación es confusa, pero algunas consideraciones de los expertos en epidemias pueden moderar la fiebre (ver artículo de Aceprensa). 1) La OMS dice que no hay por el momento una relación causal concluyente entre la infección por el virus del zika y malformaciones congénitas; 2) la microcefalia puede estar causada por otros variados factores, desde otras infecciones congénitas a conductas peligrosas de la madre; 3) no todo bebé aquejado de microcefalia sufre daños cerebrales ni, cuando los sufre, de la misma gravedad; 4) no se ha observado un aumento de casos de microcefalia en países afectados por el zika fuera de Brasil. Incluso en Brasil no está claro el número. El New York Times, que había hablado de que había miles de casos de estos bebés, rectificó luego para decir que desde el pasado octubre había 4.000 casos “sospechosos”, pero no confirmados.
Hay que tener en cuenta que en Brasil nacen unos 2,95 millones de niños al año. Y esta es otra de las perspectivas que se pierden de vista en momentos de emoción intensa: la opinión pública tiende a fijarse más en la entidad del posible daño que en la probabilidad de que se produzca, que puede ser pequeña.
En este caso, los lobbies abortistas, siempre activos en Latinoamérica, urgen a cambiar las leyes que restringen el aborto, como si esto fuera el remedio contra el zika. Pero ¿qué mosquito les ha picado?
Algunos titulares siembran la confusión: “La ONU insta a garantizar el acceso al aborto en los países afectados por el zika”, asegura El País. ¿La ONU? ¿Se ha reunido el Consejo de Seguridad? ¿Lo ha dicho el secretario general Ban Ki-moon? ¿Lo ha recomendado la OMS? Pues no, la ONU en este caso es Zei Ra’ad Al Hussein, alto comisionado para los Derechos Humanos, que en un comunicado aprovecha la ocasión para reclamar que en los países afectados las mujeres tengan pleno acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva (que en el lenguaje onusiano se traduce por no reproductiva con ayuda del aborto).
Pero ¿realmente el problema es ese? ¿El mosquito Aedes aegypti no pica en los países que legalizan el aborto? ¿Los anticonceptivos vacunan contra el virus del zika?
La OMS mantiene por el momento una actitud cauta. Un comunicado del comité de emergencias pide: “Intensificar la investigación del origen de los nuevos grupos de microcefalia y de otros desórdenes neurológicos para determinar si hay un nexo causal entre el virus del zika y/o otros factores o co-factores”. Tampoco habla para nada de desaconsejar los embarazos, aparte de lo poco viable que resultaría esta política. Lo que pide el comunicado es intensificar los esfuerzos para reducir en las mujeres embarazadas el riesgo de exposición al virus del zika. Según su director de emergencias, el Dr. Bruce Aylward, la postura de la organización es que por ahora la mejor política es luchar por controlar al mosquito y trabajar para encontrar una vacuna. La mejor protección contra el virus de Zika, dice la OMS, es evitar las picaduras de los mosquitos. Respuestas sanitarias para un problema de salud.
Lo llamativo es que en un caso que desconcierta a los expertos sanitarios y en el que todavía hay tan pocas evidencias, la única receta que sugieren algunos es legalizar el aborto para proteger a las mujeres. Quizá piensan que la opinión pública tiene un cerebro pequeño.
Artículo de Ignacio Aréchaga en su blog de Aceprensa, El Sónar.