Cada vez son mas los estudios sociológicos que acreditan que el matrimonioC, estable y duradero en el tiempo entre un hombre y una mujer que se ocupan con cariño uno del otro y se responsabilizan de educar a sus hijos, es una fuente de salud personal y de beneficios sociales con claras ventajas competitivas respecto a las uniones de hecho o las relaciones desestructuradas.
En el mundo anglosajón, donde estos temas se vienen estudiando, resulta patente la ventaja del matrimonio estable para los niños que estadísticamente tienen menos fracaso escolar, menos problemas de salud y menor incidencia de drogadicción, alcoholismo y violencia que los que crecen en hogares desestructurados.
El matrimonio resulta también ser muy saludable para los cónyuges que presentan índices de salud y de equilibrio personal y psicológico claramente ventajosos respecto a los adultos que no viven en matrimonio sino en relaciones esporádicas e inestables.
Parece por lo tanto que defender al matrimonio de verdad, el de toda la vida y el de hoy, es defender un modelo de vida claramente digno de promoción y apoyo frente a las alternativas ideológicas de los defensores de la teoría de genero y de la equiparación de las así denominadas «varios tipos de familia».
Como reflejó en su título un reciente estudio de The Family Watch, hay una «familia sostenible» por la que merece la pena apostar: la fundada en el matrimonio, estable en el tiempo y abierta a la vida.