Continúo con el tercer post sobre la pedagogía del deseo. Una de las principales funciones de la familia en la educación del deseo es la ayuda que los padres pueden ofrecer a sus hijos para favorecer el proceso de interiorización de los motivos, es decir, el paso de la motivación externa a una exigencia intrínseca.
En los tres primeros estadios evolutivos descritos por Piaget –periodo el sensomotor, el pre-operacional y el de las operaciones concretas–, la motivación del infante está condicionada, en la mayoría de las situaciones, por estímulos externos: un trozo de chocolate, el juguete preferido, ir al parque, elegir la ropa, una sonrisa de la madre o del maestro… Interiorizar ese proceso es una de las principales funciones que se realizan en el entorno del hogar. Pero, la continua pregunta que nos hacemos los padres es cómo lograrlo, qué hacer o qué no hacer.
Voy a tomar una receta ofrecida por Sam Redding y recogida en un pequeño documento, publicado por la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO en el año 2000, titulado Escuela y Familia. En su introducción se dice textualmente: “Esta guía aborda lo que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos a tener éxito en la escuela”. Y es que aquellos escolares, que han interiorizado los motivos que impulsan el deseo, tienen mejor rendimiento académico, mejores relaciones humanas y, como diría Maslow, alcanzan más fácilmente la “plena humanidad”.
Redding propone tres áreas para desarrollar, lo que él denomina, el Currículo del Hogar, es decir, el clima de familia, aquello que si no hacemos los padres, nadie lo realizará por nosotros.
Relaciones padres-hijos que ayudan en la tarea escolar
- Conversaciones diarias sobre hechos cotidianos.
- Expresiones de afecto.
- Comentarios en familia sobre libros, noticias del periódico, revistas.
- Visitas en familia a bibliotecas, museos, zoos, lugares históricos, actividades culturales.
- Estímulo para emplear nuevas palabras y para ampliar el vocabulario.
Rutinas de la vida familiar
- Marcar un tiempo de estudio en casa.
- Fijar un tiempo para comer, dormir, jugar, trabajar, estudiar y leer.
- Establecer un lugar tranquilo para estudiar y leer.
- Fomentar el interés de la familia en hobbies, juegos y actividades con valor educativo.
Expectativas familiares y asuntos que se han de tener controlados
EXPECTATIVAS
- Dar prioridad al trabajo escolar y a la lectura sobre ver televisión y actividades de ocio.
- Tener expectativas de puntualidad.
- Generar la seguridad en los hijos de que ellos harán las cosas lo mejor que puedan.
CONTROL
- Preocupación por el uso correcto y apropiado del lenguaje.
- Control de los padres sobre el grupo de amigos de sus hijos.
- Control y análisis de los programas de televisión e Internet junto a los hijos.
- Conocimiento de los padres de los progresos del hijo en la escuela y de su crecimiento personal.
Como se puede observar no se propone nada difícil de realizar o nada nuevo. Estoy seguro que muchos de nosotros intentamos llevar a cabo este programa de trabajo en el hogar, a veces lo logramos y otras no. Pero, lo que sin duda alguna deseo comunicar en este post, es que debemos ser conscientes que el tiempo que dedicamos a nuestros hijos para llevar a cabo cada uno de estos puntos, redunda positivamente en la educación del deseo y a la interiorización de los motivos.
Nota: imagen de https://pixabay.com
Artículo de José Javier Rodríguez publicado en Salamanca RTV al día.