Cuando todavía no se han apagado los ecos de la celebración del Día Internacional de la Mujer, cabría preguntarse de qué “mujer” se trata. No se han oído más que reivindicaciones salariales, cuotas, “techos de cristal”, corresponsabilidad (curioso término que pertenece al ámbito privado, no público) y un largo etcétera. Pero no se ha oído, o han sido disparos aislados, de la “mujer madre” satisfecha de serlo. Es decir, no se habla de las verdaderas heroínas de los tiempos que corren; de esas mujeres que con su sacrificio callado están sosteniendo una sociedad que está en liquidación por derribo.
Basten unos datos para que nos demos cuenta de la magnitud del problema:
En 2016 nacieron en España solo 312.898 bebés de madres nacidas en España (datos de Eurostat). Esto es:
– Unos 108.000 menos que en 1939, el año con menos nacimientos de la Guerra Civil en una España con 25 millones de habitantes.
– 243.000 menos que en 1858, primer año de la serie histórica. España tenía entonces unos 15 millones de habitantes.
– 360.000 menos que en 1976. Había 36 millones de españoles.
En definitiva, es un número no visto desde hace tres siglos o más, cuando España tenía menos de 8 millones de habitantes.
Lo hemos denunciado (o suplicado) desde el Foro en múltiples ocasiones: o nos tomamos la maternidad en serio, o la Europa que conocemos desaparecerá, y en un plazo más corto del que pensamos. Ya vemos los primeros síntomas: parques infantiles semivacíos, cierre de líneas en infantil y primaria, cierre de guarderías (46 en Madrid en 2017), y lo menos visible pero quizá lo más importante: hay menos alegría, menos sonrisas; son (eran) los niños los que nos enseñan (enseñaban) a sonreír.
Esto es el primer problema de base y de largo plazo de España (y no solo aquí). Y es consecuencia de fallos profundos en nuestro modelo de sociedad, los cuales, si no los logramos enmendar, acabarán con ella.
¿Para cuándo un Pacto por la Maternidad?
