La sentencia del TC que considera constitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo, no implica que sea anticonstitucional el matrimonio reservado a la unión entre hombres y mujeres. Por lo tanto, en España quienes se preocupen por esta cuestión tienen que optar entre uno u otro de estos dos modelos de regulación que resultan constitucionales en nuestro país. Es absolutamente falso que la sentencia del TC haya cerrado este debate en España.
Los políticos que, amparándose en la sentencia del Tribunal Constitucional, pretenden rehuir su responsabilidad de defender una u otra regulación de las posibles, están actuando con cobardía y rehúyen su responsabilidad como legisladores.
Como ciudadanos preocupados por el matrimonio y la familia, nosotros optamos por la regulación del matrimonio como institución específica para hombre y mujer, y seguimos defendiendo que tal regulación es la más conveniente para nuestro país, y la que ayudaría a construir una sociedad más justa, más libre, más solidaria y más abierta a un futuro lleno de vida. Y en consecuencia, seguiremos trabajando para modificar la vigente legislación declarada constitucional por el TC que consideramos es profundamente errónea e injusta; y para ello intentaremos convencer a la mayoría de los ciudadanos de esta tesis para así lograr que haya una mayoría política en el Parlamento algún día que restablezca el matrimonio verdadero en nuestras leyes.
Este debate no sólo no está cerrado, sino que adquiere ahora nuevo impulso al haber una mayor necesidad aún de que los ciudadanos responsables defiendan el matrimonio cuando se niegan a hacerlo el TC y los partidos políticos mayoritarios.
La apuesta por el matrimonio es para siempre y por tanto, no nos desaniman ni sentencias ni leyes ni presiones sociales.