Los últimos datos del INE sobre fecundidad en España -un avance del informe definitivo que verá la luz el próximo mes de abril- concluyen que el 75% de las mujeres en España desea tener dos o más hijos. Es decir, tres de cada cuatro. En nuestra población hay casi 24 millones de mujeres. Así que, siguiendo la regla de tres, son 18 millones las españolas que, de hacerse realidad sus deseos, tendrían más de un hijo.
Hasta aquí el escenario de lo que nos gustaría que fuese. Ahora, lo que es: 1,31 hijos por mujer en España.
Claro está, en este punto, que la realidad no satisface las expectativas. De hecho, se queda muy por debajo de lo que quisiéramos. Los dos escenarios, con sus datos y sus cifras, ya están sobre la mesa. Ahora queda lo más importante, lo siguiente en el orden lógico de resolución de problemas una vez que el diagnóstico está definido de manera objetiva: buscar la causa del susodicho problema y plantear soluciones efectivas para el mismo.
Lo preocupante –inquietante, más bien- es que este diagnóstico viene siendo el mismo (algo peor cada año, para ser exactos) desde hace décadas. Año a año. Encuesta tras encuesta, estudio tras estudio, evidencia tras evidencia. Cada año tenemos menos hijos y no es por falta de ganas. Cada año señalamos exactamente la misma causa de este desequilibrio suicida para nuestro país y planteamos las mismas soluciones efectivas. Pero ahí, justo ahí, es donde se acaba el proceso. Nunca se llega a la última fase: la de la implantación práctica de las medidas que recogen las soluciones propuestas. El año que viene volverá todo a empezar y volveremos a insistir. Y mientras tanto, los hijos sin venir y las defunciones superando a los nacimientos.
Está de moda hablar del empoderamiento de la mujer, y no se nos ocurre mejor forma de empoderarla que permitiéndole (o, por lo menos, facilitándole) hacer realidad lo que quiere. Sólo las mujeres pueden ser madres, y a la vista está que quieren. Dejémonos de ideologías, de opresores y oprimidos, y trabajemos por las cosas que nos importan a todos, como por ejemplo la familia.