Si nos atenemos a la reciente sentencia del TC, en la Constitución caben tanto la configuración legal del matrimonio como unión específica hombre-mujer vigente hasta 2005 como el modelo ZP aprobado en ese año; es decir, serían constitucionales tanto la ley de ZP de 2005 como la vigente hasta esa fecha. Optar entre esos dos modelos corresponde por tanto al legislador, es decir, al PP que cuenta con mayoría absoluta en el Parlamento. Deja así el TC la responsabilidad de decidir en esta materia al PP: corresponde a este partido a fecha de hoy optar por mantener el llamado “matrimonio homosexual” de ZP al que se opuso en su día o recuperar el matrimonio como institución específica para la unión entre hombre y mujer que es lo que siempre ha defendido y reclama mayoritariamente su electorado.
Si el PP opta por sumarse al modelo social de ZP en esta materia renunciando a restablecer el modelo constitucional del matrimonio hombre-mujer, no podrá alegar –como en otros incumplimientos de su programa económico- que las circunstancias sobrevenidas e imprevisibles le obligan a esa traición a su programa. En este caso, sería porque libre y voluntariamente quiere renunciar a sus compromisos públicos y programas y pasarse con armas y bagaje a la ideología del PSOE de ZP. Pero, en ese caso, ¿cuál es la identidad del PP?, ¿porqué defendió hace escaso tiempo lo contrario de lo que piensa hacer?, ¿porqué no explica públicamente en qué se equivocó en su día al defender el matrimonio y qué razones le llevan a adherirse ahora al proyecto ZP de reingeniería social al que se opuso con fuerza en su día?.
Estas son preguntas que deben hacerse los militantes y votantes del PP y, de forma singular, aquellos de sus líderes y parlamentarios que apoyaron –incluso, con su presencia en manifestaciones en la calle- el verdadero matrimonio.
Otros seguiremos defendiendo, hoy como ayer, una ley justa que restablezca el matrimonio en nuestro ordenamiento.
Benigno Blanco
Presidente del Foro de la Familia
