Continúo con la segunda parte de las «recetas de cocina»… Más de uno, me consta, ha picado en el enlace del post de la semana pasada esperando encontrar algún consejo culinario…
Sin embargo, otros, a través de sus comentarios, me han sugerido nuevas recetas. Una colaboradora del Foro de la Familia me ha sugerido que, para poder «cocinar los suculentos platos de familia» que ofrecí en el post anterior, era preciso que la nevera estuviera siempre llena, repleta de imaginación, creatividad e ilusión. Además, esas recetas necesitan de una mesa extensible para así poder acoger a todos los que llamen a nuestra puerta. Estos dos consejos son una buena ayuda para que nuestros hijos estén siempre abiertos a los demás y disfruten de las pequeñas recompensas que la vida nos da todos los días.
La técnica del “pomodoro”
Seguro que tenemos un reloj de cocina, tal vez ahora en desuso por la invasión de los dispositivos móviles de última generación. Pues, bien, esa herramienta de cocina es la que aconsejan utilizar unos neurobiólogos de la universidad Jonh Hopkins de Baltimore, Maryland, que han descubierto que la visión global de toda la tarea puede llevarnos al desánimo, a no saber por dónde empezar… lo que se denomina procrastinación. Para ello proponen dividir todos los deberes en pequeñas tareas y asignar a cada una un breve espacio de tiempo para terminarla. Es decir, si el profesor pide resolver cinco problemas difíciles, marcarse el objetivo de resolver dos en veinte minutos. Ponemos el reloj de cocina a funcionar y si nuestro hijo lo termina recibe una pequeña recompensa. Al principio seremos los padres los que se la ofrecemos, luego a partir de los nueve o diez años será él quien se dé el homenaje.
Los investigadores han descubierto que los pequeños logros conducen al deseo de conseguir nuevas metas… y eso genera satisfacción.
La técnica del buen postre
El buen cocinero siempre se guarda para el final su mejor secreto. Por ello, nosotros hemos de procurar tener guardado un as bajo el mandil. Alimentar la esperanza de una sorpresa es algo que mantiene vivo el arte de hacer familia en nuestra familia.
Recientemente, en una de charlas que imparto en diversos colegios de Salamanca, una madre me dijo (también me lo recuerda mi mujer a todas horas) que todo de lo que hablo está muy bien, pero que el día a día es muy distinto: colegio, colada, comidas, deberes, compatibilizar la vida laboral, los malos días… Ahí, en esos momentos de abatimiento, tenemos que sacar el “postre”. Al final del día, los padres hemos de culminarlo con un descanso, con un postre que nos guste, para así alimentar nuestro espíritu y llenarlo de vitaminas motivadoras que nos levanten al día siguiente con el ánimo de seguir haciendo las cosas lo mejor que sabemos y podemos.
El café italiano
El secreto del buen café italiano no está solo en el agua o el café. Si alguna vez hemos utilizado la cafetera italiana sabemos que, si no la retiramos del fuego en el momento preciso, el café se recalienta y sabe a achicoria. Eso mismo pasa con nuestros hijos. Necesitan, necesitamos, un punto de presión adecuado para poder terminar con el trabajo; pero cuidado con pasarnos…
Con el fuego no se juega
Todos hemos escuchado alguna que otra vez esta sentencia, si bien en pocas casas quedan cocinas de gas. Las vitro-cerámicas o las placas de inducción han sustituido a la bombona de butano situada debajo del fregadero. Con estos últimos adelantos es más difícil quemarse. Ahora bien, el fuego de los fogones del hogar lo hemos sustituido por un objeto que produce quemaduras de «cuarto grado»: el móvil. Los chicos de 9 a 15 años no están preparados para verse acosados por el bombardeo de los mensajes de móvil, en especial los de la aplicación de WhatsApp. No es sólo que les distraiga o les reste tiempo de contacto con la realidad, es que, como comenta la Inspectora Jefe Esther Aren Vida, del Cuerpo Nacional de Policía, responsable del perfil @policía, los acosos, el bulling o delitos contra menores se están produciendo, actualmente, a través de esta red social de manera oculta, callada y con el desconocimiento de los padres.
Retrasemos el uso del móvil con datos hasta que nuestros hijos cumplan los 16 años y acompañemos a nuestros hijos en su formación digital. Esta formación no se basa exclusivamente en la prohibición o la regulación minuciosa de su uso, que también, si no más bien en la integración de lo digital en el desarrollo evolutivo de niño. ¡Todo un arte!
Imagen tomada de http://cuspideagil.blogspot.com.es/2014/06/mejore-su-productividad-un-tomate-la-vez.html
Artículo escrito por José Javier Rodríguez en Salamanca RTV al día.