Pocas veces una noticia científica ha merecido tanta repercusión mediática como la publicada en la revista Cell el pasado 14 de mayo, en la que se comenta la clonación de un ser humano por un grupo de investigadores de la Universidad de Oregón.
No puedo, y creo que no debo, detenerme aquí en los aspectos técnicos de dicho trabajo, pero sí deseo realizar una valoración del mismo, destacando algunos aspectos médicos y éticos que estimo constituyen su esencia.
1. Ciertamente, como se describe en el trabajo, se ha conseguido clonar seres humanos, a los que se les ha permitido desarrollarse hasta la fase de blastocito, embriones de 60 a 200 células, lo que sin duda es un importante avance biomédico.
2. Aunque no es la primera vez que ello ocurre, pues, al margen de otras experiencias previas no muy bien documentadas, al menos en cuatro ocasiones anteriores se ha logrado clonar embriones humanos; en dos de ellas se desarrollaron hasta el estadio de ocho células, y en las otras dos, como en el caso actual, hasta la fase de blastocito.
3. El aspecto biomédico más destacado de al actual experiencia, es que se han podido derivar de los blastocistos producidos, células madre embrionarias funcionantes, lo que no se pudo conseguir en ninguno de los casos anteriores.
4. De estas células madre se piensa que en un futuro se podrán obtener células de todo tipo de tejidos, aunque en este trabajo en concreto únicamente se han podido derivar células cardíacas.
5. Esto, teóricamente, podrá permitir utilizar dichas células para fines terapéuticos, con la particularidad positiva, de que si ello fuera factible, por proceder los blastocitos generados del propio paciente, no se producirían problemas de rechazo si se utilizan en un trasplante celular.
6. Llama la atención que a esta experiencia se le haya denominado, en la mayoría de los artículos de prensa difundidos, “clonación terapéutica”, pues la realidad es que hasta ahora no se ha podido derivar de ella ningún uso clínico. Si acaso lo tendrá en el futuro, pero esto está por comprobar.
7. La denominación “clonación terapéutica” nos parece que implica una cierta manipulación semántica, seguramente encaminada a que la experiencia sea aceptada más fácilmente por la sociedad, al presuponer que los blastocistos obtenidos, aunque haya que destruirlos, podrán servir para curar a alguien.
8. Un aspecto, a nuestro juicio importante, planteado por los medios de comunicación de forma no muy bien fundada, es que estas células podrán servir en el futuro para fines clínicos con ventaja sobre las células reprogramadas denominadas iPS, cosa que está por demostrar, pues como bien comentan los propios autores, en el trabajo de Cell, al referirse al posible uso clínico de ambos tipos de células, aún hay que solventar bastantes problemas técnicos antes de utilizarlos en la clínica humana, lo que requerirá un gran número de nuevas experiencias.
9. Pero además, en la mayoría de las noticias difundidas por los medios de comunicación, se infravalora el posible uso de las células iPS con fines terapéuticos, lo que resta injustificadamente importancia a un descubrimiento, que por la revista Science fue calificado en 2008 como el avance científico más importante de ese año y que en 2012 fue motivo de la concesión del premio Nobel de Medicina al profesor Yamanaka, director del proyecto científico que condujo a la producción de las células iPS.
10. Resumiendo, desde un punto de vista técnico este descubrimiento nos parece que es un importante avance, que seguramente en el futuro podrá tener aplicaciones clínicas, pero que por el momento queda circunscrito al campo experimental.
11. Pero sin duda, un aspecto importante es que en las noticias difundidas por los medios de comunicación apenas se hace referencia a la valoración ética de estas investigaciones, que también intentamos resumir aquí:
a) Lo que se ha conseguido es clonar seres humanos, con la dificultad ética que ello implica, aunque éstos no se utilicen con fines reproductivos, cosa por otro lado considerada ilegal en todos los países.
b) Los embriones humanos clonados han sido producidos para ser destruidos, pues ello es condición necesaria para obtener las deseadas células madre embrionarias, tanto para fines experimentales como clínicos. Parece obvia la dificultad ética que ello implica.
c) Como se sabe la experimentación con embriones humanos por el grupo de Mitalipov comenzó en 2007, que es cuando comunicaron la clonación de un macaco, lo que presupone que durante seis años han estado utilizando un número presumiblemente importante de embriones humanos como material de experimentación, lo que sin duda atenta directamente a su dignidad.
d) El uso de las células madre embrionarias derivadas de los embriones clonados en este trabajo, tiene la misma dificultad ética que tiene el uso de cualquier tipo de células madre embrionarias, tema ampliamente debatido y sobre el cual existe amplio consenso en lo que se refiere a su dificultad ética.
e) Es aún prematuro afirmar que las células obtenidas podrán utilizarse en la clínica humana, lo que a nuestro juicio supone publicidad engañosa, algo éticamente rechazable.
f) En resumen, se van a utilizar seres humanos para fines no solamente muy distintos de su propio bien, sino con objetivos que implican su propia destrucción, es decir que conculcan el principal derecho que todo ser humanos tiene que es el derecho a la vida.
Justo Aznar.
Director del instituto de Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia
Artículo publicado en Las Provincias, mayo 2013