Queridos Reyes Magos:
Para este 2020 queremos pedir para los millones de familias a los que representamos algunas cosas que nos hacen mucha ilusión.
En primer lugar, pedimos una sociedad que sea respetuosa con la Vida humana, sin condición. Especialmente protectora para con aquellos de nuestra propia especie que se encuentren en situación de vulnerabilidad: no nacidos, enfermos, niños y ancianos. Pedimos una sociedad firme en la defensa del valor absoluto e innegociable de la vida humana, que no se ponga de perfil ante la barbaridad inhumana de ofrecer la muerte ajena o propia como solución al sufrimiento o la incomodidad. Una sociedad generosa, abierta a los demás, capaz de tender puentes sin atender al egoísmo y al individualismo, capaz de valorar y promover los pocos absolutos merecedores de protección frente a un relativismo que ensalza al «yo» olvidando al «tú», que rinde deidades a la propia voluntad pisoteando lo bueno y justo existente.
En segundo lugar, pedimos Familia. Pedimos personas que libremente decidan comprometerse a esta gran causa que nos trasciende. A establecer el marco ecológico idóneo para el surgimiento, crianza y acompañamiento de nuevas vidas. Pedimos matrimonios. Hijos queridos. Padres responsables. Escuelas de amor y valores como ningunas otras. Pedimos respeto y promoción de lo más importante de todo aquello que nos define como seres sociales que somos. Todos somos hijos, todos somos familia. Pedimos hijos que no sean instrumentos de satisfacción de deseos de adultos presos de ideologías nocivas, sino vidas de igual dignidad consecuencia del amor, del respeto, de la confianza y de compromisos de proyectos de vida en común, por muchas y muy duras que sean las dificultades..
Por último, y no menos importante, queremos pedir Libertad. Libertad para que los padres puedan educar a sus hijos de manera acorde a sus valores y creencias. Libertad para que puedan escoger el tipo de enseñanza que prefieran, y el centro escolar que deseen. Por ello, necesariamente pedimos también libertad de creación de centros docentes, libertad para que esos centros (sean de la titularidad que sean) definan su propio ideario, en aras de una oferta de enseñanza plural y diversa, capaz de asumir y ofrecer la demanda que los padres -únicos y verdaderos responsables de «administrar» el derecho a la educación de sus hijos menores enmarcado dentro de la responsabilidad de criar a los propios hijos, inherente a la paternidad- expresen libremente.
Sabemos que no es fácil, menos aún con los supuestos garantes de nuestras libertades y nuestro bienestar, al frente de un presumible gobierno que, por mucho que se empeñe en repetirlo, nada tiene de progresista, sino todo lo contrario. Pero la sociedad no es su gobierno. La sociedad somos todos. Hagámoslo al revés: hagamos que la sociedad sea merecedora de un gobierno que le represente. Empecemos por el principio.