Cuando oímos «madre» hoy en día en la calle, especialmente entre los jóvenes, suele tener connotaciones como «pesada, carga, mandona, cansancio, esclavitud…» y otro alto número de sensaciones negativas.
Si miramos los medios de comunicación, o las redes sociales, la cosa no mejora. Salvo en campañas publicitarias o el día de la madre, toda la información que recibimos presenta la maternidad como algo horroroso, que te succionará la juventud, las fuerzas, y la vida misma, y acabará con tu carrera profesional. Dejarás de ser joven -y casi mujer- para limitarte a ser «madre».
Si miramos de frente a la realidad, muchas de estas dificultades son reales. Cansancio, angustia cuando los pequeños enferman, dificultades de conciliación, la brecha salarial, las complicaciones laborales… Cada vez son más las madres jóvenes que reclaman poder ser «malas madres» como un grito de liberación, de visibilización de las dificultades y sus propias limitaciones como seres humanos frente a la crianza y esa figura estereotipada de perfección que se proyectaba hace unas décadas.
Sin embargo, se está olvidando lo que significa ser madre, poder dar vida a otro ser humano. A pesar de las dificultades. Debemos recordarlo. No mentir. No ocultar la realidad y las dificultades a las que se enfrentarán, pero sí hablar de la belleza, de lo que ayuda en lo personal el tener que preocuparse por otra persona que depende de ti, de la alegría de redescubrir la vida a través de unos ojos inocentes, aprender a ver con otra mirada inocente la realidad, lo cotidiano, el recibir nuevas fuerzas para sacar adelante los trabajos cotidianos porque tienes por quién hacerlo…
Hablemos bien de las cosas buenas. Recuperemos la maternidad como concepto positivo. Los problemas sociolaborales, luchemos y exijamos medidas eficaces frente a ellos. Es imprescindible un Pacto de estado por la Maternidad que englobe a toda la sociedad. Pero es necesario que sea de todos, no sólo de los políticos. Empresarios, sindicatos, el sector educativo... Y, fundamental, un cambio de paradigma en las series, la televisión y el cine. Presentar modelos de madres felices, de familia fuerte y sus ventajas frente a los retos actuales.
Nos jugamos el futuro. Nos va en ello el presente.