TVE ofreció el pasado miércoles, día 8 de septiembre, un impresentable ejemplo «histórico» de manipulación y de sectarismo gubernamental y partidista.
Mientras una Cadena privada servía en directo a todos los españoles un acontecimiento de interés general, como era el encuentro de fútbol entre las selecciones nacionales de Bosnia y España, nuestra Televisión pública culminaba su atosigante campaña de publicidad gratuita de una película, que es la apología de la eutanasia, con el macroprograma de más de tres horas de duración titulado «De Los Otros a Mar Adentro, una noche con Amenábar».
La buena salud de fondo de esta sociedad lo acaba de confirmar la propia audiencia con los datos de este miércoles, que siguen ratificando la caída en picado de la Televisión pública en beneficio de las Cadenas privadas.
El 8 de septiembre la cuota de pantalla fue la siguiente: Antena 3 el 24,6, Telecinco el 21,1, TVE 1 el 19,8, las Autonómicas el 17,4 y La 2 el 6,5. El primer lugar lo ocupó la transmisión del partido Bosnia-España con una audiencia que llegó a superar los siete millones de telespectadores, mientras el culebrón propagandístico de la Televisión pública no alcanzó los dos millones.
La FIATYR, Federación Ibérica de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes, observa con preocupación creciente la proliferación de programas de televisión a partir del maltrato y de la crónica negra.
No ayuda a terminar con el maltrato de género el convertirlo en contenido televisivo, sin duda hay otros ámbitos como el educativo, el legislativo etc. que se deben considerar para solucionar este problema. El efecto mimético de la propagación de la violencia en televisión, tiene su repercusión indeseable cuando se trata morbosamente.
Desde la FIATYR volvemos a solicitar al Gobierno la creación de un Consejo Audiovisual Estatal, con poder sancionador, que verifique el cumplimiento de la legislación vigente, legislación que si se cumpliera tendríamos una televisión con una mayor calidad en los contenidos y sobre todo con unas exigencias éticas mínimas.
Por último ATR propone que, tanto el hecho señalado como las consideraciones en torno al mismo, que están en la calle, sirvan para clarificar el debate en curso sobre la Televisión pública, su definición, su financiación, su regulación, su independencia y su justificación basada sólo en el servicio que preste el interés general de los ciudadanos.
FIATYR
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