Antes de sancionar debemos educar. Por experiencia todos sabemos que se corrige de manera más efectiva educando que exigiendo.
El hombre es social por naturaleza pero para vivir en sociedad hacen falta una serie de normas sociales, unas conductas y actitudes que se enseñan en casa. Si una persona está y es educada, sabe lo que es correcto y lo que no, aunque a veces se haga el despistado o se le olvide.
El consumo de alcohol en menores es un problema social muy serio. Es fundamental educar a la sociedad respecto a este tema. Por un lado, los padres tienen la obligación de enseñar a sus hijos el uso responsable de las bebidas y por otro lado, en la escuela, los profesores deben incorporar protocolos de docencia y orientación sobre este mismo tema.
Actualmente la regulación sobre el consumo de alcohol en menores en la calle recoge que si alguien ve a un menor beber en una plaza, podrá llamar a la policía y el agente podrá, a su vez, pedirle el DNI y hacerle un control de alcoholemia. No detendrá a nadie. Si el menor da positivo, el agente llamará a los padres o tutores para informarles de que su hijo está bebiendo. Si el menor facilita un móvil falso al agente, la Policía lo acompañará a su casa y la familia recibirá un aviso para acudir a un curso de sensibilización con su hijo, similar a los que hace Tráfico.
Si el chico es reincidente y los padres o el menor no acuden al curso de sensibilización, será el momento de plantearse algún tipo de sanción económica. Pero no antes.
La ley debe ser de sensibilización y educación ciudadana, nunca coercitiva.
Adjuntamos la Guía Didáctica para el profesorado de primer ciclo de ESO del Ministerio del Interior sobre la Prevención del Consumo de Alcohol y Tabaco.