¿Qué llamaba la atención de ellos? Hicieran lo que hicieran, desde andar juntos de la mano o sentarse en un banco mirando al mismo punto en el horizonte al beso más apasionado, pasando por un abrazo acogedor y contenedor, nunca, nunca, nunca se quitaron las mochilas que llevaban en la espalda. ¿Qué llevaría cada uno en la suya?
Me recordaba a la realidad de cada día en la consulta. Cada persona viene con su mochila llena de vivencias, experiencias y memorias. A veces estas mochilas no son vistas por las personas con las que nos relacionamos, como parecía que les pasaba a esta pareja de novios.
¿Cómo se puede dar una verdadero abrazo con dos mochilas por medio? me preguntaba yo mientras les veía entrelazados. Lo que notas en tu piel es la tela de la mochila y no el calor de la otra persona. Como te descuides se te clava el compás de la clase de geometría o huele a la ropa de deporte o bocata de chorizo.
Si no te das cuenta de que el tacto rugoso, el pincho o el olor vienen de la mochila, puedes rechazar a la persona. Si sabes que es una mochila porque la has visto o porque la has abrazado podrás afirmar con Antoine de Saint-Exupéry: «Porque los brazos del amor te sujetan bien: sujetan tu presente, tu pasado, tu futuro… Los brazos del amor te abrazan por entero»
Cuando abrazas a una persona estás dispuesta a abrazar también su mochila, como estos dos «inconscientes» adolescentes que se amaban. Qué remedio: «El amor no se piensa. El amor es«.
Tu presente, tu pasado, tu futuro. Por entero. Memorias emocionales, corporales, cognitivas, procedimentales, de la experiencia…Hay muchos tipos de mochila y ¡se pueden meter en ellas tantas cosas! Cuando abracemos y nos encontremos con mochilas podemos preguntar ¿Te quito la mochila? ¿Te la llevo? ¿Quieres que le pongamos ruedas? ¿Vamos sacando con delicadeza lo que llevas a cuestas?
A veces hasta que no abrazas no detectas la mochila. Los abrazos son muy necesarios para el desarrollo de un apego seguro y atender a las necesidades afectivas. El apego es el vinculo afectivo que establece una persona con otra.
Los abrazos verdaderos favorecen el desarrollo de la seguridad, el valor personal, expresan acogida, cuidado y protección. ¿qué más se le puede pedir a alguien que te quiere?
No dejes de abrazar siempre que puedas a las personas que quieres y que te quieren. Puede sonar a mensaje veraniego de buen rollito pero tiene mucha más hondura.
No se me borran de la memoria la cara de tristeza de una madre en la consulta que pensaba en alto sobre su hija fugada de casa: ¿quizá no debía haber sido tan arisca y achucharle más? , la de alegría de un hijo que contaba cómo su padre le abrazaba fuerte como un oso.
La de desconcierto de una atormentada mujer que no sabía por qué estaba mal y a mí, en un mal día como terapeuta, se me escapó: «es que te faltan siete abrazos«, pero fue lo que dio en el clavo para que entendiera qué ocurría. A veces dan ganas de sustituir la medicación por abrazos.
También hay en el barrio un abuelo que lleva las mochilas de su nietas, una señora negra que arrastra la mochila de una niña rubia de ojos azules, un adolescente que lanza su mochila a unos amigos… pero estas son otras historias apasionantes. Como la tuya.