A padres y profesores

por | Feb 8, 2017 | Artículos, Destacadas

Las habilidades que poseo deben estar dirigidas a servir a los demás, pues en la medida que más sepa servir, mayor será el aporte que yo pueda ofrecer a mi propia existencia.

¿Cómo conseguir mejores resultados como docentes en nuestras aulas? Desde mi experiencia.

La educación es y debe ser un trabajo compartido entre los padres y las instituciones educativas. Es imperante recalcar que son los padres los primeros educadores de los hijos y que las escuelas son esos espacios en donde se le presentan al niño saberes integrales y se refuerza lo adquirido en casa. Es por ello que los padres tienen la total libertad y responsabilidad de elegir Instituciones que se asemejen a su estructura familiar para así iniciar un proceso cónsono de desarrollo en sus hijos.

Partiendo de la premisa anterior, podemos inferir que la educación de los niños no está subrogada propiamente a las escuelas, así que pretender responsabilizar plenamente a los profesores de la educación de los niños es una verdadera injusticia. En casa es donde se forman valores que luego se refuerzan en las escuelas, no al revés. Son los padres quienes con su ejemplo van creando hábitos y estructuras en sus hijos, mientras que en los colegios se muestran saberes científicos, humanísticos, artísticos, musicales, valores y principios, entre otros, que van creando la integralidad de los saberes.

Puedo decir que ser docente es un gran privilegio; ser trasmisores de conocimientos es una carrera llena de vocación, inspiración, pero sobre todo, de un sentido de servicio irrenunciable.

Muchos creen que ser maestro significa hacer que los niños aprendan, pero ese pensamiento es un gran error pues el maestro sólo presenta el conocimiento siendo el alumno quien lo hace inmanente. Es por ello que ese trasmitir debe poseer varias aristas, profesores comprometidos con pensamiento reflexivo que preparen con antelación sus clases, que sean empáticos con cada estudiante, que amen lo que hacen y lo que saben pues eso permite que el trasmitir sea más significativo para el docente y el alumno, creando vínculos.

Para obtener excelentes resultados en un año escolar y respondiendo la pregunta realizada en el inicio del texto, se requiere que padres y docentes trabajen juntos, cada uno en su rol apuntando a la excelencia que no es más que hacer lo que debo con amor, servicio, cuidando los pequeños detalles y reflexionando sobre cada acción, no importan los errores que se cometan en el proceso pues no son determinantes, lo que va a ser determinante será la estrategia utilizada para superar los obstáculos.

Un trabajo en equipo de Padres-Docentes va a permitir que el niño desarrolle seguridad, independencia, autonomía pues, como excelentes esponjas que todo lo absorben, podrán observar una coherencia en casa y en la escuela.

Los padres son partícipes principales de esta hermosa orquesta; es por ello que la reciprocidad activa dentro de las Instituciones es un componente fundamental. No significa que deban estar todo el día dentro de la escuela, pues todos sabemos que el ritmo de vida actual es muy exigente, pero sí conocer la misión y visión institucional, estar al día de las actividades que realizan sus hijos, preguntar en las cenas cómo les ha ido, darles tiempo de calidad que no significa propiamente la inversión de 24 horas del día. Estar atentos a la relación de sus hijos con sus docentes y si en alguna oportunidad ven algo de lo cual no estén del todo de acuerdo, evitar los comentarios destructivos frente a sus hijos, acercarse directamente al docente y conversar sobre aquello que pueda diferir de su pensamiento, siempre reconociendo la autoridad del docente y el respeto que merece.

De igual manera los docentes deben estar atentos a cada alumno, deben conocerlos de manera individual, conversar con sus padres no sólo “cuando van mal” sino cada vez que sea necesario, aupando lo bueno y trabajando en lo que necesita refuerzo. Como personas, los docentes también nos equivocamos, por ello no debemos tener temor a reconocer alguna falta, debemos ser humildes para aceptarlas y con el cariño que tanto nos define, pintar una sonrisa y comenzar de cero.

Padres y Docentes juntos por un mismo objetivo, dejar un legado de nuevas generaciones comprometidas con sus propias vidas, analíticas de sus actos, responsables de sus consecuencias y deseosas de vivir su libertad en pro de la búsqueda de la verdad y la justicia.

Por Jeyny Santana de Parisi, Licenciada en Educación Integral y Máster en Matrimonio y Familia.

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