«La novedad que debe enunciarse en términos sencillos y llanos es que la familia constituye una comunidad de amor y solidaridad, que no encuentra su fundamento último en la ley que le otorga la reglamentación (…), sino en la capacidad (en sí misma misteriosa, pero indudablemente típica del hombre) de amar familiarmente y de fundar sobre este amor una comunidad de vida.» Prof. F. D’Agostino
Mi admirado y sabio amigo José Javier Rodríguez propone en su Blog titulado
Perspectiva de Familia (
http://www.tribunasalamanca.com/seccion/109/Blog-de-Jose-Javier-Rodriguez/) «
superar la “teoría del capital humano” (Becker 1964, Grossman 1972 y Schultz 1983), por la “teoría del capital familiar”, es decir, pasar del homo socialis al homo familiaris» y a continuación tiene la gentileza de citar éste mi Blog, todo ello en un reciente post titulado “
Matrimonio blindado, ¿Es posible elegir?”.
Por eso creo que debo explicar de dónde procede el concepto de “Homo Familiaris” que da título a este Blog y con el que me siento tan identificado.
En su breve ensayo titulado Filosofía de la Familia, Francesco D’Agostino, profesor de la universidad Tor Vergata de Roma, nos introduce en una parte de la filosofía muy poco estudiada aún y que abre la puerta a dimensiones todavía insospechadas. Así como la investigación filosófica ha avanzado mucho en áreas tales como la filosofía del Derecho, de la Historia o de la Ciencia, la filosofía de la Familia, que es parte de la filosofía social, se encuentra aun en fase de rudimento. El autor, filósofo del Derecho, afirma que se debe admitir, antes de reflexionar sobre la familia, la “índole estructural de la experiencia familiar en general” (pero bien entendido que el fenómeno estructural familiar no se apoya sobre los denominados sentimientos, que son naturalmente inestables o ambivalentes), y él elige en su libro una sola de sus vertientes, la de su “contextura jurídica”.
La tesis que defiende en su libro es fácil de resumir: la familiaridad es “una dimensión constitutiva del ser del hombre”, porque “sólo gracias a la experiencia de la familiaridad la persona humana adquiere su identidad subjetiva”.
Desde esta perspectiva puede comprenderse el porqué del título de este Blog. La dimensión familiar es la que aporta al ser humano precisamente ese calificativo. La familiaridad nos da entidad, forma y función, razón de ser y de existir. La familia nos constituye y nos define, nos hace seres morales, nos responsabiliza y nos modela, en ella adquirimos la conciencia de pertenecer a una sociedad, y en ella adquirimos en primer lugar la experiencia del amor, el motor del mundo.
Por eso ahora podemos entender, en toda su inmensa amplitud, aquella frase de Benigno Blanco en la que afirma que “defender la familia es defender la humanidad, literalmente”.
Joaquín Polo, Homo Familiaris