Para ello, el Gobierno comenzó imponiendo dictatorialmente sus contramedidas y ha continuado creando un Consejo Escolar «a su imagen», sin ningún interés por contar con organizaciones como FERE o por lograr la verdadera representatividad de los padres (por número de afiliados en lugar de por número de APAs).
El Ministerio, de momento, ya ha suprimido medidas importantes, objetivas y auténticamente socializadoras como la reválida –única forma de homologar seriamente nuestros estudios en Europa- o que la Religión sea una asignatura evaluable y computable a todos los efectos, con una alternativa seria, que contribuya a la educación real en valores.
Por otra parte, CONCAPA pide un año más la gratuidad de los libros de texto para todos los alumnos de enseñanza obligatoria, con el fin de abaratar los costes de la enseñanza para las familias españolas; una gratuidad apoyada en acuerdos del Gobierno con las editoriales para que las segundas abaraten precios y el primero costee estos textos a las familias. Resulta inaceptable que, año tras año, se cambien sistemáticamente los textos –y no siempre por razones didácticas-, lo que supone un despilfarro innecesario que sólo tiene justificación comercial.
CONCAPA propone la creación de un organismo que evalúe la necesidad de cada cambio en los libros de texto y recomiende que no se alteren durante cuatro años, salvo por razones objetivas de importancia.
Asimismo, CONCAPA considera que se falsifica el verdadero coste del curso escolar (libros de texto, ropa, comedor, transporte, etc.), puesto que el mayor importe se adjudica al uniforme, cuando es aprovechado durante todo el curso –a veces, más-. En los centros en que no se utiliza el uniforme, el gasto en ropa suele ser mucho mayor, especialmente si se trata de «ropa de marca».
CONCAPA defiende la gratuidad escolar para todo el sistema, tanto alumnos de centros públicos como los concertados –también denominados sostenidos con fondos públicos- y, por tanto, no puede aceptar la propuesta de la ministra de Cultura de suprimir los descuentos. Por ello, nos preguntamos dónde está el compromiso de este Gobierno con los más desfavorecidos y dónde está nuestra ministra de Educación, que con su silencio se hace cómplice de esta medida.
Consideramos que va a resultar una medida claramente perjudicial para todos los padres que encarecerá el coste escolar de la educación, en contra de la tendencia a conseguir la gratuidad total de la enseñanza para todas las familias. Al final, como siempre, seremos los padres quienes tengamos que pagar una desorbitada suma para costear unos libros que, a menudo, son modificados sin causas que lo justifiquen.
Finalmente, el uniforme, que ha sido adoptado también por algunos colegios públicos, además de evitar la discriminación entre los alumnos, supone un importante factor de socialización, a tener ahora más en cuenta con el crecimiento de la inmigración.