Siempre es difícil, en tiempo electoral, aconsejar u orientar sobre a quién votar o qué opción escoger según el criterio a valorar. En nuestro caso, la familia y sus alrededores. Además, puede resultar difícil, y en ocasiones imposible, decir algo que no haya sido dicho o que contente a una mayoría, suponiendo que ese fuera el objetivo.
Creemos que ése no es el enfoque correcto. Al fin y al cabo, nadie vota según un único criterio -tratamiento de la familia, la vida, la educación, el bolsillo, la unidad de España, etc.-, sino que se vota según un conglomerado de sentimientos más o menos matizados por acontecimientos recientes vividos y de los que guardamos memoria, y es sabido que tenemos poca y sólo se nos queda aquello que de alguna manera nos ha marcado.
Por tanto, la pregunta correcta no sería «¿a QUIÉN voto?», sino más bien «¿QUÉ voto?», en el sentido de qué significa votar y qué buscamos con los resultados de las urnas. En general, lo que se busca, si no profundizamos, es «mejorar» o al menos «quedarme como estoy». Pero todo el mundo entiende que esto en sí mismo no puede ser un criterio serio, ya que el término «mejorar» es entendido de manera distinta en casi cada persona. Por tanto, hay que buscar criterios más elevados, lo más objetivos posible y lo más alejados posible de toda ideología.
Vamos entonces con algunas ideas, por si pueden ser de utilidad para alguien.
Busquemos la paz. Estamos viviendo tiempos revueltos. Todos los días amanecemos con alguna noticia que, o bien nos quita la paz, o bien directamente es un atentado contra ella. ¿Qué formación o formaciones están más capacitadas para fomentar la paz y la concordia entre los españoles?
Pensar en el futuro. Pensemos en nosotros, pero también en nuestros hijos o nuestros nietos. Tomemos decisiones hoy que no hipotequen su futuro mañana. Y esto con carácter general, es decir, lo mismo podemos pensar en el déficit público como en el sistema educativo o el sistema sanitario. Tomemos decisiones de voto que hagan la vida más agradable a los que nos siguen. ¿Qué formación o formaciones presentan un proyecto pensado para el futuro que no mira sólo al corto plazo?
Busquemos la verdad. Vivimos en un mundo de medias verdades o directamente mentiras. Se miente mucho. La mentira se ha convertido, para algunos, y viene de antiguo, en un instrumento político más que puede usarse sin rubor. En España tenemos un agravante adicional: al mentiroso que es cogido en una mentira no le pasa nada. Sobre la mentira no es posible construir una convivencia. Sobre la mentira no se puede construir nada. ¿Qué formación o formaciones utilizan la mentira como instrumento habitual en sus propuestas o en sus intervenciones?
Podríamos buscar más cosas, y todas buenas, pero conformémonos con «poco». Las tres anteriores serían suficientes para dar un vuelco al estado de cosas que estamos viviendo y apaciguar estos tiempos revueltos.