Leo en un artículo presuntuoso de un diario nacional, disfrazado de defensa de la democracia, una crítica feroz, cargada de razón, a los gobiernos que cuestionan la deriva relativista de los organismos supranacionales. Todo ello partiendo de la siguiente afirmación: “el mundo de 2019 parece haber decidido que la ley no es una fuente de legitimidad”.
Es normal que quien parte de un análisis erróneo saque conclusiones erróneas. Legalidad y legitimidad no son sinónimos (1º de Derecho). De hecho, es la ley la que ha de respetar la legitimidad, y no al revés. La ley es elaborada por los humanos, la legitimidad se sustenta en valores absolutos, y respetarlos mediante ley hará que esas leyes sean justas.
El relativismo imperante niega valores absolutos, por lo que es lógico que el concepto de legitimidad lo perviertan para asociarlo a la voluntad humana. El filósofo Aristóteles empleó su vida en descubrir, mediante la Razón, lo bueno que hay en las cosas. El jurista Ulpiano definió “Justicia” como “dar a cada uno lo suyo”. Es decir, que hay un “suyo” de cada cual que preexiste a la norma, y respetarlo mediante la norma hará que esa norma sea justa. El problema es que la sociedad de hoy niega que haya un Bien absoluto, independiente de la voluntad de las personas.
Es por esto que a quienes sí promovemos la legitimidad, los valores absolutos a respetar y defender, se nos tache de “disidentes”. Es por esto que cuando defendemos, por ejemplo, el valor infinito, incondicional e innegociable de cada vida humana, se nos mire como a bichos raros, e incluso se nos insulte. Somos incómodos para el relativismo.
¿Cómo va a entendernos quien crea que la ley es fuente de legitimidad cuando nos oponemos a leyes que permiten la muerte de vidas humanas inocentes por considerarlas, precisamente, ilegítimas? En cuestión de décadas hemos perdido, como sociedad, las raíces humanistas que durante siglos han ido conformando nuestra civilización. Por eso urge recuperar esos valores absolutos, y lo hemos de hacer volviendo a conceptos básicos como los expuestos en estas líneas.
El 24 de marzo tenemos una nueva oportunidad de mostrar que no todo está perdido, una nueva oportunidad de mostrar al mundo que sigue existiendo un Bien absoluto a respetar, a defender, a promover. Empecemos por el principio. Empecemos por la Vida.
Nos vemos en la Calle Serrano con Ortega y Gasset el domingo a las 12h, para celebrar, para gritar con nuestra voz y con la de todos los inocentes que no pueden hacerlo: ¡Sí A La Vida!
Javier Rodríguez
Director del Foro de la Familia