Hace tiempo escuché decir “la familia está en crisis” y también escuché la respuesta: “Niego esta premisa; la familia no está en crisis, si no, habría habido una revolución”. Lo dijo Benigno Blanco en Orihuela, y desde entonces hago mía esta afirmación. Recurro a ella siempre que puedo porque, desgraciadamente, hemos ido construyendo una sociedad cada vez más individualista y vivimos una “crisis” de natalidad en España que hace muy necesario que fortalezcamos y apoyemos a la familia en todas sus circunstancias.
La familia es un ser y estar de la persona dentro de un entorno íntimo y social, allí donde conviven y se encuentran dos personas adultas que se quieren. Es un compromiso de una persona con otra, en el que el amor, la comunicación y la solidaridad son la base de su entrega para alcanzar la felicidad del otro y de los demás integrantes de la familia. Es algo vivo y se alimenta de lo que seres humanos poseemos y a veces no valoramos: amor. Ese AMOR con mayúsculas que se da en la pareja es darse al otro sin esperar nada; si el otro no nos lo da, es un problema suyo; cuando se ama, se ama así en entrega total al otro. Este es el núcleo principal de la familia, el amor entre la pareja sin medida, que permite que cuando lleguen los hijos, de forma responsable, estos sean fruto de ese amor, del compromiso y de la ilusión.
Por lo que vivo a mi alrededor, muchos matrimonios con el paso del tiempo ven que el sentimiento se va dejando atrás, pero hay que usar la inteligencia y la voluntad, estar ilusionados y empeñarse en ello todos los días, cuidando al otro con detalles diarios: ¿has llamado diciendo que la quieres o le quieres? ¿Has preparado una vez a la semana un momento, una tarde para vosotros? ¿Te cuidas para el otro? Son preguntas que nos deberíamos hacer si queremos cuidar a nuestra familia. Hay que cuidar el matrimonio, que es el núcleo de la célula básica de la sociedad, la familia.
En el día a día, a menudo tenemos la cabeza mirando al suelo y no salimos de nuestro mundo; vamos tirando, como si la cosa no fuera con nosotros, pero debemos parar y reflexionar y actuar, primero en casa, cuidando nuestra propia familia, y luego fuera. Hay cosas que no nos gustan, situaciones injustas que nos gustaría cambiar pero no cambiarán solas. Hay que cambiarlas. Todos podemos generar ese cambio, ¡levantemos la cabeza!, no estamos solos, somos muchos los que creemos que la defensa de la familia “vale la pena”.
La familia es un elemento de cohesión social fundamental y tienen una fortaleza indiscutible, como se ha demostrado en las crisis, en las que ha sido el verdadero sostén antes las dificultades económicas y sociales. La familia siempre está ahí y es un valor universal, para todos los individuos, sean como sean. Parafraseando a los “jedis” cuando decían: “Que la fuerza te acompañe”, yo digo: “Que la familia te acompañe”. Y es que nadie puede negar que nuestra familia nos acompañará hasta el final de nuestros días; eso sí, hay que cuidarla.
Benito Zuazu
Presidente de la Federación Española de Familias Numerosas