La progresiva banalización de la ruptura matrimonial viene alentando la falta de interés de muchos jóvenes en adquirir un compromiso estable que dé lugar a la constitución de un matrimonio base de una familia en la que puedan nacer y desarrollarse nuevos ciudadanos.
En España hemos pasado desde una legislación que establecía el divorcio como un remedio a una situación insostenible a un nuevo marco jurídico en el que (excluyendo la estabilidad como un bien a fomentar y la heterosexualidad como fuente de nuevas vidas) el matrimonio ha pasado a ser un contrato entre dos adultos por un plazo legal mínimo de tres meses.
Así, el Tribunal Constitucional en su sentencia del 6/nov/2012 señalaba que: “el matrimonio es una comunidad de afecto que genera un vínculo, o sociedad de ayuda mutua entre dos personas… que voluntariamente deciden unirse”
El o la joven que deseara establecer una vinculación matrimonial con su pareja que diera lugar a la formación de una familia en la que pudieran nacer y desarrollarse adecuadamente sus hijos, es consciente de que, por mucho que se esfuerce y se comprometa, en cualquier momento y sin traba alguna, su cónyuge podría dar por terminada esa vinculación destrozando la familia y afectando seriamente a sus hijos.
Desde el Foro de la Familia seguimos insistiendo en la necesidad de apoyar la estabilidad matrimonial con un adecuado marco jurídico.