Pautas para la educación emocional de los hijos:
- Enseñarle a reconocer y expresar diferentes tipos de emociones básicas a partir de los dos años de edad como la alegría, la tristeza, la rabia o el miedo.
- Enseñarle a escuchar, a estar en silencio y comprender las palabras del que habla.
- Desarrollar su empatía, preguntarle cosas como: ¿por qué llora tu hermana? o ¿por qué crees que papá está contento?
- Desarrollar su comunicación: hablar con él, razonar, hacerle preguntas para que se pueda expresar abiertamente.
- Iniciarlo en las emociones secundarias a partir de los 11 años: amor, vergüenza, ansiedad, frustración, etc.
- Fomentar diálogo democrático: la familia es un ejemplo de sociedad y el mejor campo de aprendizaje.
- Que se sienta cómodo al expresarnos sus emociones: le debemos proporcionar la confianza apropiada para que pueda expresar porqué se siente feliz o infeliz, sus fortalezas y debilidades. Si le ofrecemos esa comodidad en la familia, le resultará más sencillo hacerlo en el resto de contextos. Que sienta que entiendes su punto de vista.
- Desarrollar su competitividad: evitar que nuestro deseo de protección genere en el pequeño la idea de que no posee capacidades para resolver una situación.
- Sentido de impermanencia: que aprendan a asumir que las cosas en la vida están en constante cambio para evitar en ellos el apego irracional. Hazle notar el cierre de etapas como la guardería o el colegio que dan comienzo a algo nuevo. No disfraces los fallecimientos de seres queridos para evitarle dolor, más bien enséñale cómo manejarlo.
Además, debemos tener en cuenta ciertas precauciones:
- Necesitas paciencia.
- No le grites, le provocará represión emocional.
- Cada hijo es distinto y por eso cada uno expresa sus emociones a su modo. Preocúpate de dedicar tiempo a conocer a cada uno. Fundamental: no les compares.
- Acéptale como es. Para evitar sus puntos débiles es necesario que antes se sientan seguros.
- Ponle límites. Es bueno expresar preocupación, ansiedad o rabia pero no es saludable permanecer en esos estados. Enséñale a sacar lo bueno de esa emoción “desagradable”. No olvides nunca tu propio ejemplo, eres su referente.
- Los adolescentes están en una etapa de pura sensación, de muchas emociones nuevas, es una época determinante. Estate al loro.
Escrito por María Torres, miembro del equipo editorial del Foro de la Familia.