- “Se olvida a menudo que los actos tienen consecuencias. Todo acto libre, y la representación de este guiñol lo fue, está sujeto a juicio ético”.
- El Foro de la Familia pide a las instancias jurídicas que corresponda que este acto sí tenga consecuencias, para evitar que en un futuro puedan volver a repetirse.
Madrid, 8 de febrero de 2016.- El pasado viernes 5 de febrero dio comienzo el carnaval en Madrid con la detención de dos de los integrantes de la compañía Títeres desde abajo acusados de un delito de enaltecimiento del terrorismo tras desplegar una pancarta en la que se podía leer: “Gora Alka-ETA” en una obra que, según el cartel anunciante, el público al que iba destinada era el público infantil.
Las familias asistentes pudieron ver, además de un acto de enaltecimiento del terrorismo, el apuñalamiento de un policía, la crucifixión de una monja, un simulacro de aborto, una violación e incluso la ejecución de un juez. Varios de estos padres llamaron a la policía para denunciar los hechos.
«Se olvida a menudo que los actos tienen consecuencias. Todo acto libre, y la representación de este guiñol lo fue, está sujeto a juicio ético. Tanto los titiriteros como los que les contrataron están sujetos a ese juicio y no pueden alegar ni ignorancia ni ser eximidos de las responsabilidades que les correspondan», dice el presidente del Foro de la Familia.
Mariano Calabuig afirma que «los padres no podemos estar en guardia permanentemente sobre lo que se muestra a nuestros hijos. Las autoridades tienen que cooperar de buena fe con la educación que los padres quieren para sus hijos.»
«El deber de neutralidad ideológica de las autoridades públicas está recogido en diversas sentencias del Tribunal Constitucional (cfr. por ejemplo, STC 005/1981.FJ 9): “En un sistema jurídico político basado en el pluralismo, la libertad ideológica y religiosa de los individuos y la aconfesionalidad del Estado, todas las instituciones públicas y muy especialmente los centros docentes, han de ser, en efecto, ideológicamente neutrales…» La exaltación del terrorismo y el aborto, entre otras manifestaciones que se hicieron públicas en el citado guiñol, no son ni de lejos ideológicamente neutrales.”, advierte Calabuig.
El Foro de la Familia pide a las instancias jurídicas que corresponda que este acto sí tenga consecuencias, para evitar que en un futuro puedan volver a repetirse.
Si estos lamentables acontecimientos forman parte de la «normalidad de la nueva política» que tan a menudo se menciona y se alienta, la sociedad civil, y las familias como parte de ella, se verán obligadas a denunciar ante las autoridades judiciales el atropello que supone esta ilegítima intromisión en la educación de sus hijos.