El viernes 6 de abril, los cines españoles acogerán el estreno de la aclamada Verano de una familia de Tokio, otra lección sobre el amor, del laureado cineasta japonés de 86 años, Yoji Yamada, que distribuirá Sherlock Films.
Tras los éxitos cosechados con El Ocaso del Samurai (candidata en 2002 al Oscar en la categoría de película en lengua no inglesa), Una familia de Tokio, ganadora de la Espiga de Oro en la SEMINCI 2013, y el éxito de Maravillosa Familia de Tokio (2016), Yamada vuelve a trabajar con los actores Isao Hashizume (La casa del tejado rojo), Kazuko Yoshiyuki (Departures) y Satoshi Tsumabuki (Ikari), entre otros, y todos vuelven a reunirse en una nueva comedia sobre la familia Hirata, Verano de una familia de Tokio.
Unos años después de los sucesos de Maravillosa familia de Tokio, el matrimonio formado por Shuzo y su esposa Tomiko empieza a tener problemas. Además, el hijo mayor de la pareja, Konosuke, se pregunta si su padre no es demasiado mayor para conducir.
El exquisito realizador octogenario sienta cátedra, y tiene autoridad y determinación para hacerlo, cuando recuerda lo duro que es separarse de un ser querido. Máxime si la soledad que se puede arrastrar es consecuencia de que alguien se haya muerto. Y sin nadie quien lo llore.
Yamada hace posible que adquieran relieve los pequeños detalles. Esos que a otras edades apenas les daríamos importancia. Por ejemplo, la idea de la unidad familiar, tan denostada en el cine comercial. Y tan necesaria como vivificante.
Y todo ello lo hace, además, a través de una comedia. Además siempre resulta tierna, a pesar de algunos de sus disparates. Asunto que, al tiempo, la convierten en sensacional. Y deja muy clara la postura sobre la corrección fraterna en el seno de una familia cohesionada. Una suerte de moraleja muy bien traída.
A su vez, el filme sabe encontrar el equilibrio en el tono. De hecho, combina con armonía la estricta comedia con la soltura del drama. Por si no fuera suficiente el producto anunciado, el elenco da lo mejor de sí. Entre otras cosas porque ya conocen mucho mejor a sus personajes. ¿Los mejores? La pareja de ancianos, siempre tan eficaces como desternillantes.
José Luis Panero
Crítico de Cine
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