Sería bueno recordar que vivimos en un sistema en el cual las instituciones democráticas son las encargadas de garantizar, mediante la acción directa, el cumplimientos de nuestros derechos. Pero lo cierto es que, por diferentes circunstancias, la sociedad civil percibe que sus necesidades reales nada o poco influyen en las decisiones políticas.
En este momento histórico en el que todo gira en torno al trato no discriminatorio de las minorías y en visibilizar a aquel que no sigue las normas comúnmente establecidas, está dando lugar a que algunas minorías se hayan convertido en auténticos y poderosos grupos de presión (feministas, gays, animalistas, ecologistas, nacionalistas, etc.) cuyo objetivo irrenunciable no es ya alcanzar una justa y necesaria igualdad de trato (la no discriminación), sino imponer sus tesis al resto de la población.
Ante esta lamentable situación hay dos cosas que hemos de hacer responsablemente:
- No delegar en ningún caso la formación moral y personal de nuestros hijos en el colegio. Los padres somos los primeros responsables de la educación de los hijos y es fundamental tomar las riendas de su educación, especialmente en estos tiempos que tan poco ayudan en esta tarea.
Como viene insistiendo el Foro de la Familia, los padres tienen que formar a sus hijos para que, en una situación como la actual, sean capaces de, respetando las ideas de los demás, no dejarse influenciar en sus criterios por el entorno.
- Es vital que la mayoría de la sociedad civil, a través de sus organizaciones, participe en los procesos de formulación, implementación y evaluación de políticas públicas de apoyo explícito a las familias: medidas reales y efectivas para que se produzca una verdadera conciliación familiar y laboral; promover la compatibilización de los horarios laborales y escolares; promoción de programas de viviendas adaptado a las circunstancias y necesidades de las familias numerosas; favorecer el acceso al empleo de familias numerosas o de especial consideración; incentivar becas y ayudas a familias de especial consideración, etc.
Las familias en España hemos de perder el miedo al qué dirán. Alguien dijo una vez: “no tengo la fórmula del éxito pero sí del fracaso: intentar agradar a todo el mundo”. Las familias hemos de superar los miedos limitantes que nos creamos a modo de falsa protección cuando vemos un terreno que desconocemos. Hemos de salir de la “zona de confort”.