Hemos recordado en más de una ocasión la célebre cita de François Mitterrand que hoy volvemos a destacar: «para alcanzar la verdadera revolución ya no es necesario asaltar el Palacio de Invierno, basta con asaltar la escuela«.
Esto lo aprendieron bien quienes más interés tienen en instaurar en la sociedad su ideología, no mediante la proposición, sino más bien mediante la imposición. Poder ir permeando las mentes de los menores con los postulados que responden a los intereses del gobierno, pasando por encima de sus padres, es un asunto demasiado goloso para los poco amantes de la libertad como para ser pasado por alto y no darle un intento. O dos. O veinte.
El intento que se da en la actualidad en España se canaliza a través de charlas ideológicas LGTBI bajo apariencia de fomentar la no discriminación, el separatismo en Cataluña, la nueva (y vieja a la vez) propuesta de imponer una ética estatal como asignatura obligatoria, los ataques a la red concertada, el ánimo de imponer un solo tipo de enseñanza exclusiva y excluyente, el rechazo hacia la Religión, etc.
El consentimiento expreso (lo que ahora se ha puesto de moda como Pin Parental), o tantas otras medidas que llevamos años proponiendo desde el Foro de la Familia en aras de garantizar la libertad en materia educativa, no es más que una barrera incómoda para la imposición de ideologías por parte del estado, una piedra en el camino de quienes desean educar a los hijos de los demás por encima de las familias.
Cada vez somos más los que no aceptamos el evidenciado menosprecio a las responsabilidades, derechos y libertades que tenemos los padres en relación a la educación de nuestros hijos, parte inseparable de la crianza de los mismos. Seguiremos alzando la voz, y denunciando los mencionados atropellos ideológicos, de manera incansable hasta encontrar en la Administración a un aliado que colabora con nosotros en lo que a la enseñanza se refiere, y no a un enemigo.