“No creo que tenga que ser la elección de todas las mujeres”, explica, “pero merecemos un respeto. No soy una ‘mantenida’ ni estoy oprimida por el patriarcado heterosexual ni soy la ‘coneja’ de nadie. Soy una mujer que ha elegido libremente y estoy contenta con mi opción. Creo que la labor que realizamos las personas que nos quedamos en casa con la familia no está reconocida, cuando es fundamental para la sociedad”.
Para María, “ser mujer me ha permitido tener hijos y entregar mi vida a aquellos que más quiero, y eso me hace sentir plena”. Su elección de trabajo ha sido, en realidad, “cosa de dos. Mi marido y yo hablamos, vimos que podíamos hacerlo, y nos lanzamos. Está claro que con sólo un sueldo tenemos que ajustar los gastos, pero te quitas de cosas superfluas y merece la pena”.
No todo es de color de rosa en su vida, sin embargo. En 2010, durante el embarazo de su tercer hijo le diagnosticaron Lupus. El bebé no crecía, nació prematuro y acabó falleciendo. Fueron momentos complicados, que superaron “en familia”.
En 2016, durante el embarazo de su quinta hija, le encontraron un cáncer de mama durante el tercer trimestre de la gestación. Aguantaron hasta la semana 37 y le provocaron el parto para poder darle quimioterapia. Lourdes ahora es el terremoto de la casa y apunta maneras… Nació un 8 de marzo. Una lección de feminismo positivo.