La llegada de un hijo siempre supone un cambio de 180º, no importa si es por primera vez o se trata de un hermanito para el primogénito. En cualquiera de los casos, un niño siempre viene acompañado de muchas responsabilidades y preocupaciones, así como con un cambio total en el estilo de vida que llevamos. Es habitual ver a amigos disfrutar de planes en pareja y nos preguntamos si realmente gozan tanto como parece. Lo cierto es que un estudio realizado por la consultora Civic Science ha demostrado que no. Así que si alguna vez te has planteado si ser padre te hace más feliz, los números no mienten, la respuesta es un rotundo sí.
Según los datos que recogen, al pedirles a los encuestados que expresaran su grado de satisfacción con sus vidas, el 16% de los padres respondió ‘Muy contento’ y el 44% ‘Feliz’; en el caso de los que no tenían hijos, solamente el 12% optó por la primera opción y el 40% por la segunda. Puede que sea presión social por aquello de “nunca he sabido que era el amor verdadero hasta que vi la cara de mi bebé”. O quizás se deba a que formar una familia permite tomar perspectiva y apreciar otras cosas, aquellas que consiguen que al sopesar si realmente estás satisfecho contigo mismo, te incline a dar una respuestas positiva. Y es que cuando aprender a disfrutar de la paternidad, ¡no hay vuelta atrás! Lo que sí es cierto es que hay otros aspectos que se ven afectados, y en esto, por desgracia, los números tampoco mienten.
Complicaciones, pero que compensan
Este mismo estudio se paró a analizar la percepción que los participantes tenían de otros aspectos de su vida, como por ejemplo el descanso nocturno, las preocupaciones económicas, sociales, laborales y de salud. Y en esto, las personas que no tienen que criar a un hijo han mostrado mejores porcentajes.
Tenemos más sueño
El porcentaje de no-padres que afirmaba disfrutar de una noche de sueño reparador de al menos ochos horas es del 75%. Esta es una cifra a la que la mayoría de familias con niños pequeños no llega, quizás por eso el 28% se lanza a por una taza de café todos los días, sin falta.
No disfrutamos tanto de la cultura popular
Por más que queramos, la paternidad consume mucho tiempo y energía, por lo que los momentos de ocio para disfrutar de la serie de moda, escuchar música o salir al cine se reduce de manera significativa. Mientras que el 95% de los encuestados sin hijos afirmaban que estaban ‘enganchados’ a un programa o serie de televisión; y el 41% se declaraban apasionados de la música; los adultos de la familia se tienen que conformar con ver algunos programas en diferido, si pueden.
Tus preocupaciones aumentan
Es posible que esto se deba a que tienes una persona más por la que preocuparte, una que, además, es muy vulnerable. En la encuesta, aquellos con descendencia se preocupaban por la criminalidad y la violencia en su lugar de residencia un 27% más.
Tenemos más estrés, pero lo manejamos mejor
En este apartado los datos son, cuanto menos, contradictorios. Y es que a pesar de que un 23% de los no-padres aseguraba que disfrutaban de una vida tranquila, 16% de su clase admitía tener que consumir medicamentos para controlar la ansiedad. Si la mayoría de los progenitores confesaba tener cierto grado de estrés, ¿por qué son ellos los que necesitan una ayuda extra para controlarlo? Quizás porque ser padre te hace más feliz y la dopamina, la serotonina y las endorfinas ayudan a combatir este mal.