La sedación paliativa es una práctica médica con indudable repercusión ética. Presentamos sus fundamentos clínicos y posibles aplicaciones.
FUNDAMENTOS CLÍNICOS
Con motivo de la polémica social suscitada por la propuesta de la ley francesa sobre la “Atención al final de la vida”, nos parece de interés reproducir un artículo publicado en El País (24-V-2010), firmado por Javier Rocafort Gil, en ese momento presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, y que de forma objetiva define los principales aspectos médicos de la “Sedación Paliativa“, lo que sin duda nos parce útil para que nuestros lectores puedan conocer bien los fundamentos clínicos de una práctica médica, como ya hemos dicho de tan gran repercusión ética.
“Comenzaremos definiendo dos conceptos fundamentales para guiar la adecuada atención al final de la vida desde el punto de vista clínico y ético:
El síntoma refractario: es aquel que no puede ser controlado con los tratamientos disponibles, aplicados por médicos expertos, en un plazo de tiempo razonable. En estos casos el alivio del sufrimiento requiere la disminución de la conciencia para que el paciente no note el síntoma.
La sedación paliativa: es la disminución deliberada de la conciencia del enfermo mediante la administración de los fármacos apropiados, con el objetivo de efractarios. A veces, incluso, se aplica en pacientes con los síntomas físicos controlados si existe un sufrimiento emocional refractario que no se logre aliviar con la mejor valoración y atención integral a sus necesidades psicológicas y espirituales. Cuando el enfermo se encuentra en sus últimos días u horas de vida, hablamos de sedación en la agonía.
La sedación puede ser superficial o profunda. Graduamos su aplicación buscando el menor grado de sedación que permita un adecuado control del síntoma o sufrimiento refractario. Puede ser intermitente, si permite periodos libres de sedación, lo cual intentamos cuando el paciente no está en fase agónica. Así, en las horas libres de sedación el enfermo podrá relacionarse y tomar alimentos. Si en dichos periodos el sufrimiento o síntoma refractarios se hacen intensos, o si se hace presente la situación de últimos días (agonía), debemos cambiar a una sedación evitar un sufrimiento insostenible causado por uno o más síntomas rcontinua.
INDICACIÓN MÉDICA CON CONSENTIMIENTO INFORMADO
La indicación de Sedación Paliativa la establece el médico al comprobar la refractariedad del síntoma o sufrimiento, consultando a otros expertos si es posible, y requiere además el consentimiento informado, preferiblemente del paciente, y, si no es posible, el de su familia por representación.
La sedación paliativa, en sí misma, es un recurso terapéutico que, bien aplicado, es éticamente correcto. Son las circunstancias en las que se aplica y el fin que busca lo que en determinados casos pueden convertirla como una técnica reprobable. La sedación no debe instaurase para aliviar la pena de los familiares o la carga laboral y la angustia de las personas que lo atienden.
La aplicación de sedación paliativa exige del médico la comprobación cierta y consolidada de las siguientes circunstancias:
– Que existen síntomas y/o sufrimiento intensos y refractarios al tratamiento.
– Que el enfermo o, en su defecto la familia, ha otorgado el adecuado consentimiento informado, y éste ha quedado correctamente registrado en la historia clínica.
– Que el enfermo ha tenido oportunidad de satisfacer sus necesidades familiares, sociales y espirituales.
– Que se puede realizar un adecuado seguimiento del paciente y su familia durante la sedación.
El inicio de la sedación no descarga a los profesionales de su deber de continuidad de los cuidados. Aunque esta sedación pueda durar más de lo previsto, no pueden suspenderse los cuidados básicos e higiénicos exigidos por la dignidad del enfermo por el cuidado y el aseo de su cuerpo”.
Observatorio de Bioética, Universidad Católica de Valencia