Don José Antonio Marina, encargado por el gobierno de elaborar el libro blanco de la educación, ha propuesto una hoja de ruta para un pacto educativo.
Después de un análisis histórico del sistema educativo español bastante acertado, llega a la conclusión de que, para lograr el citado acuerdo educativo antes de las elecciones del 26 de junio, los partidos se deben comprometer a que, gobierne quien gobierne, se mantenga en vigor la LOMCE y mantenerla hasta que no haya otra ley de educación elaborada por consenso y que esos mismos partidos firmantes se comprometan a redactar, en un plazo de seis meses, una ley de educación que dé estabilidad al sistema educativo.
Eso sí, todo ello sin nombrar a las familias. El Foro no se cansará de pregonar que quien educa a los niños son los padres con la ayuda de los maestros. Los partidos están obligados a amparar, proteger y poner todos los medios al alcance del Estado para poner en práctica el acuerdo entre aquellos tal y como lo dice el artículo 27 de nuestra Constitución.
En el mundo de la educación, los padres tienen mucho que decir. Ellos son los primeros educadores de sus hijos. Cualquier compromiso educativo que no cuente con las familias, como primeros protagonistas del mismo, no será el pacto por la educación útil y fructífero que España necesita.