Cuando los niños llegan a casa por la tarde comienza una situación que para algunos padres es difícil afrontar: el momento de hacer los deberes. Nuestros hijos se hacen los remolones, los ven de manera negativa o no se concentran. Muchas veces nos piden ayuda continua y que estemos encima de ellos revisándoles e incluso corrigiendo, por lo que finalmente entre batalla y batalla acabamos cediendo a lo que nos piden o dedicando más tiempo del necesario a hacer la tarea. Sin embargo, como padres y educadores debemos enseñarles a hacer los deberes solos. Te dejamos algunos consejos básicos para ello.
¿Cómo pueden aprender a hacer los deberes solos?
1. Establecer un horario de comienzo y duración
La mejor baza para acabar con las riñas y que los niños sientan que hacer sus deberes es un hábito, es siguiendo un programa concreto, el mismo cada día. Por supuesto, nosotros tendremos que estar disponibles para resolver las dudas que puedan surgirles.
A veces tardan más tiempo del que necesitan en hacer sus tareas como demanda de atención, ya que mientras las hacen los padres estamos pendientes de ellos. En estos casos, para que los niños aprendan a hacer los deberes solos, podemos hacer una estimación del tiempo que necesitan invertir y decirles que fuera de ese horario ya no recibirán nuestra ayuda. Por ejemplo para niños pequeños con 7 años con 30 o 40 minutos sería suficiente, conforme va aumentando el curso también aumentará hasta más o menos un máximo de una hora y media, fuera de estos límites su concentración disminuirá significativamente.
2. Darles las herramientas que necesiten, no hacerles los deberes
Otra forma de para que los niños aprendan a hacer los deberes solos, es facilitándoles los materiales que necesiten y orientarles cuando tengan alguna duda que les impida seguir con la actividad que tengan entre manos.
Una situación muy común es la de explicar algo a nuestros hijos, que ellos nos digan que eso no lo han aprendido así en clase y cuando ya llevamos varios intentos y no conseguimos que lo entienda, acabamos haciéndolo nosotros “para que lo vean como ejemplo”. Aquí debemos armarnos de paciencia, pues darles las cosas hechas no es la mejor idea si queremos que valoren el esfuerzo y la superación. Es mejor que lo lleven al cole sin terminar y le planteen sus dudas al profesor, esta es una forma de que se responsabilicen de sus obligaciones y que atiendan más en el aula, lo que mejorará su rendimiento y facilitará el trabajo en casa a largo plazo.
3. Aumentar su motivación
Escuchamos por todas partes que somos el mayor ejemplo para nuestros hijos y es cierto, siempre quieren hacer lo mismo que hagamos nosotros. Esto significa que la mejor forma de motivarles a que hagan algo es hacerlo nosotros también, actuar como modelo. Así, si queremos que los niños muestren interés por los libros una forma de transmitirles esa motivación es aprovechando para leer mientras ellos hacen sus actividades.
También podemos incentivarles transmitiéndoles nuestro interés por sus preocupaciones. Hablar con ellos sobre lo que hacen en el colegio, quién es su profesor favorito o qué le parece más fácil y más difícil de lo que está dando ahora en clase. Debemos premiarles por su superación personal y su esfuerzo, no por la perfección en sus notas. La mejor forma de hacerlo es pasando más tiempo con ellos en actividades de ocio durante los fines de semana, como por ejemplo una sesión de cine de la película que ellos quieran, un paseo por el parque, una visita a un museo o ir a cenar donde ellos quieran.
Por último, otra forma de aumentar su ánimo es mejorando su porcentaje de éxito. En este aspecto, la organización juega un papel fundamental.
4. Enseñarles a organizarse
A los niños les cuesta aprender a organizarse, es una tarea que lleva tiempo y a la que les podemos ir enseñando, de la mano del colegio, poco a poco. Para ello es fundamental que cuenten con una agenda en la que, además de las tareas diarias, puedan apuntar otras cosas como material específico que les soliciten los profesores, excursiones, salidas escolares y fiestas, entre otras cosas. Tenemos que insistir en la importancia de revisar la agenda todos los días para que al salir del colegio se aseguren de que traen los libros que necesitan (y de paso evitar tener que tirar de grupo de WhatsApp que tanto les perjudica), como al terminar las tareas para asegurarse de que están todas hechas.
Seguir un orden también es importante a la hora de hacer los deberes solos o estudiar. Para ello, podemos enseñarles a organizar las tareas de modo que haga las que le resulten más difíciles al principio, cuando los niveles de atención son más altos y dejando las más fáciles para el final, cuando la fatiga afecte a su rendimiento. Así cuando nos digan que están aburridos y no quieren seguir, podremos animarles diciéndoles que ya han hecho lo más difícil. Una buena organización en el estudio, seguramente se verá reflejado en el orden y la limpieza de los trabajos realizados.
5. Retirar los dispositivos que no necesiten para estudiar
Uno de los aspectos que más distraen a nuestros hijos a la hora de estudiar son los dispositivos móviles. Muchas veces, nos argumentan que los necesitan para estudiar, y en ocasiones es verdad. Pero en caso de que no sean necesarios deben estar en silencio y retirados de la zona de estudio. Dos informes de las Universidades de Standford y Harvard aseguran que la multitarea (multitasking) influye de forma directa en la reducción de la productividad y concentración, así como en el aumento del estrés. Asimismo, deben estar cerradas las aplicaciones que les permitan distraerse más, como las de mensajería con sus compañeros y amigos y las de las redes sociales.
Con amor y paciencia, nada es imposible –Daisaku Ikeda
Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas