¿Crees que la única lectura que agrada e interesa a los niños son los cuentos? Pues la poesía infantil es una gran ayuda para ayudar a crecer a nuestros hijos, para inculcarles el gusto por la lectura. He aquí una selección de 10 poesías para disfrutar con los pequeños del hogar:
Cómo se dibuja un señor
Se dibuja un redondel,
y ya está la cabeza de Don Miguel.
-¡Ya tenemos la cabeza!
Ahora las orejas,
después las dos cejas,
ojos redondones,
boca, sonriente
(con un diente),
nariz prominente,
bigote imponente
-mucho bigote-
y un lacito en el cogote.
Para el pelo, rayas tiesas…
¡Ya tenemos la cabeza!
Ahora el cuerpo,
la chaqueta,
los botones,
la cadena,
la corbata,
una manga,
otra manga
una mano,
otra mano.
Una pernera,
otra pernera,
una bota,
otra bota,
un pie, otro pie.
El juego del dibujo
¡qué bonito es!
¡Atención, niños, atención!
Que le falta un detalle,
¡el corazón!
Gloria Fuertes
Puedes encontrar este poema en el libro Poemas de la oca loca.
La cigarra y la hormiga
Cantando la cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno.
Los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Viose desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo y sin centeno.
Habitaba la hormiga
allí tabique en medio,
y, con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: -“Doña Hormiga,
pues que en vuestros graneros
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganacias,
por el nombre que tengo”.
La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
-“¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?”
-“Yo -dijo la Cigarra-,
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento”.
-“¡Hola! ¿Con que cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo”.
Félix María de Samaniego
Puedes encontrar este poema en el libro Fábulas de Samaniego.
La plaza tiene una torre
La plaza tiene una torre,
la torre tiene una balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.
Ha pasado un caballero
-¡quién sabe por qué pasó!-
y se ha llevado la plaza,
con su torre y su balcón,
con su balcón y su dama,
su dama y su blanca flor.
Antonio Machado
Puedes encontrar este poema en el libro Antonio Machado para niños y niñas y otros seres curiosos.
Un desfile numeral
Con este desfile
terminamos ya.
Marchando, deprisa,
los números se van.
Primero va el Uno,
que es el general,
porque de los números
es el mandamás.
El Dos es un cabo,
y el Tres, capitán.
El Cuatro y el Cinco
desfilan detrás.
El Seis con el Siete
no paran de hablar.
El Ocho está cojo
y no puede andar.
El Nueve les dice:
-¡Más formalidad!
Y el Cero, enfadado,
rodando se va.
Carlos Reviejo
Puedes encontrar este poema en el libro Versos para contar.
El lagarto está llorando
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay, cómo están llorando!
Federico García Lorca
Puedes encontrar este poema en el libro Poemas para niños chicos.
Canción de tomar el té
Estamos invitados a tomar el té,
la tetera es de porcelana
pero no se ve,
yo no sé por qué.
La leche tiene frío
y la abrigaré,
le pondré un sobretodo mío
largo hasta los pies,
yo no sé por qué.
Cuidado cuando beban
se les va a caer
la nariz dentro de la taza
y eso no está bien,
yo no sé por qué.
Detrás de una tostada
se escondió la miel,
la manteca muy enojada
la retó en inglés,
yo no sé por qué.
Mañana se lo llevan preso
a un coronel
por pinchar a la mermelada
con un alfiler,
yo no sé por qué.
Parece que el azúcar
siempre negra fue
y de un susto se puso blanca
tal como la ven,
yo no sé por qué.
Un plato timorato
se casó anteayer,
a su esposa la cafetera
la trata de usted,
yo no sé por qué.
Los pobres coladores
tienen mucha sed
porque el agua se les escapa
cada dos por tres,
yo no sé por qué.
María Elena Walsh
Puedes encontrar este poema en el libro El reino del revés.
Sopa de risas
Echa un poco de alegría,
con bromas alrededor,
añádele buen humor
y ponla al baño María.
Esta receta precisa
un montón de carcajadas,
mas no pongas demasiadas
o te morirás de risa.
Carmen Gil
Puedes encontrar este poema en el libro Recetas para el corazón.
Piececitos
Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!
¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!
El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;
que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.
Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.
Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!
Gabriela Mistral
Puedes encontrar este poema en el libro Rondas, poemas y jugarretas.
Llega el invierno
El señor invierno
se viste de blanco,
se pone el abrigo
porque está temblando.
Se va a la montaña,
se mete en el río,
y el parque y la calle
se llenan de frío.
Se encuentra a la lluvia
llorando, llorando,
y también al viento
que viene soplando.
¡Ven amigo sol!
Grita en el camino,
pero el sol no viene
porque se ha dormido.
Marisol Perales
Puedes encontrar este poema en el libro Versos con pijama para meterse en la cama.
La termita
La termita en un principio no era nada
pero después fue termita.
Y como fue termita decidió que sería una pequeña,
pero gran escultora.
Tomó sus herramientas
y subió por ramas,
troncos,
ventanas.
Y en cada sitio que se detuvo
talló:
Aquí un pequeño planeta de canelo,
ahí una nube de sándalo,
ahí una jirafa de ciprés.
Y la pequeña termita
que en un principio no era nada
pero después fue termita
hizo pequeños universos de madera,
poblados de diminutas obras de arte
que viven quietas
y silenciosas
en ramas,
troncos,
una que otra ventana.
María José Ferrada