Los ginecólogos franceses han roto el silencio. Tras saltar a la luz pública el escándalo de las píldoras anticonceptivas de tercera y cuarta generación, más de 1.300 facultativos han negado incurrir en una “prescripción excesiva” de estos medicamentos, perjudiciales para la salud según numerosos estudios clínicos, en base a las acusaciones de haber sido seducidos con suculentas comisiones de las farmacéuticas.
Las últimas generaciones de píldoras anticonceptivas “tienen el mismo efecto que las de segunda generación, pero son infinitamente más perjudiciales porque pueden generar embolia pulmonar y llegar a provocar la muerte”, explicaba recientemente a El Confidencial el francés Philippe Even, profesor emérito en la Universidad Paris Descartes y antiguo miembro de la comisión científica del Ministerio de Sanidad galo.La complicidad entre los gobiernos, médicos y laboratorios farmacéuticos es total
Un artículo en el que Even ya apuntaba la “complicidad entre los gobiernos, médicos y laboratorios farmacéuticos” en todo este proceso de comercialización y prescripción de fármacos con un dudoso beneficio. En España, estos contraceptivos orales son comercializados por varias de las grandes empresas del sector bajo distintos nombres. La mayoría de ellas están financiadas por la sanidad pública.
Cierre de filas en apoyo a los jefes de servicio
Los ginecólogos franceses han decido emprender un camino sin retorno y 1.293 de ellos han firmado un contundente manifiesto público, bajo el paraguas de la Sociedad Francesa de Ginecología, en el que afirman “ni estar comprados ni vendidos” a la industria. “Todos nosotros trabajamos por el bien común de las mujeres, al igual que la industria farmacéutica, bajo el respeto a la ley, a la ética médica y con total transparencia. Por tanto, ni nos han comprado ni nos hemos vendido”, arremetían en el texto.
La celeridad de su pronunciamiento se debe a las acusaciones vertidas en un reportaje titulado Pilule: enquête sur ces médecins liés aux laboratoires y firmado por el periodista de investigación Pascale Krémer, en el diario Le Monde. Un texto en el que aportaba diversa documentación para demostrar los estrechos lazos e intereses económicos compartidos entre los responsables de los servicios ginecológicos de varios hospitales galos, como el de Estrasburgo o el de Cochin en París, y los grandes laboratorios que comercializan las píldoras del día después.
Amplía la noticia pinchando aquí