La adolescencia y la temprana juventud es una época de constantes cambios en todos los sentidos. La afectividad, el lenguaje, el pensamiento, la percepción de uno mismo, la atención, el juicio y la inteligencia se encuentran en pleno desarrollo. Todos los cambios fisiológicos, emocionales, escolares o familiares, son vividos como una experiencia nueva, importante, significativa, espléndida o, en ocasiones, traumática. La adolescencia hace al adolescente sensible y especialmente permeable a casi todo; a lo bueno y saludable y a lo malo y nocivo.
Según la Organización Mundial de la Salud, entre un 10% y un 20% de los adolescentes europeos sufre algún problema de salud mental o de comportamiento. Alrededor de 2 millones de jóvenes sufren en Europa trastornos mentales en distinto grado de severidad y 1 de cada 5 niños en España tiene problemas de salud mental.
En los últimos años se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente.
No obstante, en los casos de trastornos como la fobia social, trastorno de ansiedad generalizada, trastornos de pánico o de la conducta alimentaria- anorexia y bulimia, trastornos disociales, y trastornos de Déficit de Atención con Hiperactividad-, dada la propia caracterización del trastorno, los datos epidemiológicos de los que se cuenta pueden estar encubriendo una realidad mucho más frecuente pero que puede pasar desapercibida (porque no se diagnostica o se diagnostica pasados varios años desde el inicio de los síntomas).
Los datos europeos muestran un repunte en los suicidios juveniles desde 2008, especialmente entre los 25 y 29 años. En España se está produciendo con algo de retardo desde 2010, llegando en la actualidad a un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años.
Desde el Foro de la Familia exponemos estas cifras, por un lado, para recordar que el cuidado de la salud mental de nuestros jóvenes es, en cualquier sociedad, un imperativo para la construcción de un futuro, y por otro lado, para poner sobre la mesa la magnitud del problema.
En muchos casos los niños de hoy están siendo sobreestimulados y sobreregalados de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana: padres emocionalmente disponibles, límites claramente definidos, tareas que los hagan responsables o una nutrición equilibrada y un sueño adecuado entre otros.
Desde el Foro de la Familia animamos a los padres a ejercer de padres sin miedo para lograr que nuestros hijos sean felices y saludables.