El final de las vacaciones de verano se suele afrontar con resignación y desgana, es normal. El final del buen tiempo, la vuelta a la rutina, la incorporación al puesto de trabajo y, en muchos hogares, la compra de uniformes, libros de texto y material escolar. Es algo que ocurre cada año y a la mayoría le invade en algún momento ese deseo de que septiembre nunca llegase, pero ¿acaso se puede vivir esta etapa de alguna otra manera?
La respuesta a la pregunta anterior, obviamente, es un sí rotundo. Las circunstancias que toca vivir en cada momento son objetivas, no así la forma de afrontarlas. Lo que pasa fuera de nosotros mismos, en sí mismo, no afecta a nuestra felicidad. Sí lo hace nuestro modo de interpretarlo, procesarlo, incorporarlo y vivirlo. Allí donde hay un problema siempre hay una solución. Donde hay un reto, una oportunidad. Donde hay una crisis, un aprendizaje y un crecimiento.
El inicio de curso, como tantas otras cosas, puede estar repleto de todas esas connotaciones positivas, sólo depende de nosotros. De nuestra actitud. Si en cursos pasados nos gustaría haber hecho las cosas de otra manera, éste es el momento de ponerlas en práctica. No es difícil, por ejemplo, ver las oportunidades que el curso 20/21 truncó a causa de la pandemia y que ahora, por fin, parece que vuelven a presentarse ante nosotros.
Recuperemos en esta nueva etapa la ilusión por seguir construyendo una sociedad mejor, un presente y un futuro más humano y anclado en la realidad de las cosas para nosotros mismos y para nuestros hijos. Ya está bien de lamentos por cuestiones políticas, de delegar nuestra responsabilidad personal en un voto cada cuatro años. Obviamente no da lo mismo que haya un gobierno respetuoso con la libertad y que persiga el bien común o que haya uno -como es el caso- que atente contra la primera y que persiga únicamente el bien del partido al que pertenece, pero eso, como decíamos antes, es una circunstancia que nos toca vivir.
Este nuevo curso puede ser apasionante, está lleno de oportunidades para cada uno de nosotros. Esforcémonos por descubrirlas, porque merece la pena. Puede ser el principio de un cambio de paradigma en la defensa de la Familia como institución principal de la sociedad, en el respeto y protección de la vida humana desde el inicio -concepción- hasta el final -muerte natural-, en la libertad que desarbole cualquier intento de manipulación o imposición ideológica en las aulas. Que sea así o no, no depende de nada de lo que pase fuera, sino de nuestras ganas, de nuestra actitud, de lo que hagamos.
En el Foro empezamos septiembre con mucha ilusión, sobre todo porque, de la mano de dos proyectos que arrancamos ya, queremos ayudar a que tu voz sea escuchada y tenida en cuenta en la opinión pública. Queremos ayudar a despertar del letargo a tantos jóvenes desilusionados y que tal vez sólo esperan un espacio donde poder expresarse en libertad y comprometerse con las causas nobles que, inevitablemente, todos llevamos inscritas en alguna parte dentro de nosotros. Saldremos a las calles, hablaremos en los medios, organizaremos actividades y seguiremos, con más fuerza si cabe, hablando bien de las cosas buenas.
Os deseamos un feliz y apasionante comienzo de curso.