Tengo muchas cosas más grandes que contarte sobre mis hijos.
Me encantaría poder decirle a la sociedad en general que no les compro el discurso de vincular la maternidad con esfuerzos, renuncias y entregas. Eso es quedarse con la mitad de la versión de lo que es ser madre. Ser madre es un proyecto del que podría enumerar cientos de experiencias y sentimientos muy felices, alegres y fáciles, no todo es esfuerzo, renuncia y entrega.
Estoy harta de escuchar “yo no podría dormir poco”, “yo no podría dejar de hacer deporte por un embarazo”, “yo estaría de mal humor solo de pensar en los kilos que voy a coger”. ¡¡Claro que sí podrías!! Por supuesto que sí, porque el ser humano es capaz de mucho más de lo que pensamos. Nos hacen creer que no pero sí.
Y además puedes de un día para otro, en la maternidad la curva de aprendizaje y de entrega es muy rápida. Así como para hacer una maratón necesitas mucho entrenamiento, cuando nace tu bebé, la primera noche, ya no duermes igual y NO PASA NADA. Has podido, así de fácil.
De un plato de comida se puede hablar de la receta, del proceso de preparado y del resultado. Los cenizos solo verán las dificultades, los envidiosos también. Las personas llenas de vida y de ilusión, solo hablarán del resultado y disfrutarán muchísimo de él.
Vivimos en una sociedad que hace suyo un discurso sin pensarlo. ¿De verdad solo somos capaces ver y comentar las dificultades de la maternidad?
Es una narrativa que funciona como una pescadilla que se muerde la cola. Tanto quien tiene hijos como quien no, al preguntarte por los tuyos probablemente ponga el foco en esas renuncias y te preguntará por ellas, tú le contestaras y esa persona se quedará con esa información: “Tengo una amiga que lleva 3 años sin dormir una noche del tirón”.
Me encantaría que las que somos madres seamos las primeras en cortar ese discurso, por supuesto hablando de las renuncias pero también de todo lo demás. “Llevo 3 años sin dormir del tirón por las noches pero te diré que la cara que ponen mis hijos cuando me ven en la puerta de su clase al irles a recoger y cómo se me tiran a los brazos, es un momento tremendamente feliz para mi”.
Esta noche he dado un biberón a las 00h y le he hecho un lavado nasal a las 6.30h, sí estoy cansada, sí me he despertado cansada PERO NO PASA NADA POR ESTAR CANSADA. También hoy mi hija de 2 años me ha pedido que me sentara a su lado mientras ella comía y yo recogía la cocina “a sentá, a sentá, mamá” y que mi otra hija de 3 años me ha preguntado si voy a ir a buscarla hoy al cole porque “a mi me guzzzta mucho que me recojas tú” y ya con eso, tengo el día hecho.
No le preguntes a un madre si su hijo come o duerme bien, pregúntale por la última gracia que haya hecho su niño.
Ser madre es acojonante
Paz Villanueva.