Hay siempre razones de sobra para ilusionarse con la responsabilidad de construir un mundo mejor pues está en nuestras manos determinar cómo será la sociedad del futuro. Ninguna batalla está perdida a priori.
Vivimos en un mundo de grandes incertidumbres dónde es muy difícil imaginar con precisión que pasará en los próximos meses o años. Pero ese horizonte de incertidumbres no puede paralizar a las personas responsables que siempre deben hacer el bien que esté a su alcance como aportación a ese futuro incierto. Las cosas que merecen la pena como la defensa de la vida y la familia son valores siempre seguros por los que hay que apostar también en el marco de este mundo incierto en el que nos movemos.
Sean cuales sean las noticias que nos llegan día a día a través de los medios de comunicación, y sean cuales sean las actuaciones de los distintos poderes públicos o fácticos, a cada uno de nosotros nos corresponde hoy como ayer, y mañana como hoy, aportar un poquito más de calidad humana y de amor a la vida en nuestro entorno.
El año que viene será de nuevo una gran oportunidad para movilizarnos en la defensa de la vida y de la familia en la sociedad española con plena confianza en que las cosas buenas siempre merecen la pena y no es una pérdida de tiempo apostar por ellas.