Clausuramos la segunda semana de cuarentena obligatoria en casa. Para la mayoría, mayores o pequeños, ha sido más dura que la anterior, por la acumulación, porque cada vez son menos las familias que no han sentido el mordisco del Coronavirus, porque las noticias siguen sin aclarar el panorama… Y, de nuevo, la familia se presenta como el apoyo fundamental de la sociedad.
Si algo ha traído esta pandemia es la recuperación de la charlas familiares. En casa, reunidos buscando qué hacer, o sobreviviendo a los deberes de los niños, hablando, compartiendo tiempo, sentimientos, vivencias…
También se han multiplicado las llamadas y videollamadas a padres, hermanos, tíos, sobrinos, abuelos, para saber cómo están, para desahogarnos, para sentirnos arropados. Para sentirnos familia.
Ánimo. La familia siempre está, siempre nos espera y podemos contar con ella. Esta crisis, como cada crisis, nos lo evidencia. Aprovechemos para reforzarla y apuntalarla. Y recordemos, cuando todo acabe, quién estuvo ahí.