La Marcha Internacional por la Vida organizada por una quincena de asociaciones, reunió el domingo 21 de enero en París, a miles de personas, la mayoría de ellas, jóvenes y familias. La marcha pidió a los gobernantes protección a los no nacidos, cuidados paliativos y no la muerte para los ancianos y enfermos terminales, así como na promoción de la cultura de la vida y no de la muerte.
Foro de la Familia estuvo presente en la Marcha por la Vida que recorrió en centro de París el domingo 21 de enero de 2024.
El Foro se unió a representantes de asociaciones en defensa de la vida de Francia, Bélgica, Eslovaquia, Canadá, Rumanía o Austria, que también viajaron a la capital francesa para alzar la voz en defensa de los más vulnerables.
La Marcha por la Vida fue, literalmente, una fiesta. La marcha comenzó en la Place Saint Sulpice, para terminar en la Place Denfert – Rochereau. En esta marcha trabajaron más de 600 voluntarios que repartían carteles, acordonaban las zonas, explicaban a los viandantes la razón de la marcha, recogían donativos y animaron a los manifestantes que recorrieron, de manera pacífica y festiva, algunas de las calles más céntricas de París.
Unas 4 horas de música, testimonios, peticiones al Gobierno y ánimos en la que tomaron parte grupos venidos de Lille Lyon, Nantes, Reims o Amiens.
La defensa de la vida en Francia atraviesa, en estos meses, momentos de enorme incertidumbre debido a las nuevas leyes acerca de la legalización de la eutanasia y la inclusión del aborto como un derecho constitucional que quiere incluir el gobierno del presidente Macron.
Una preocupación que su puso de manifiesto en esta Marcha por la Vida en la que los jóvenes pidieron al gobierno lees respetuosas con la vida, dejar de tratar a los embriones como mercancía o el derecho absoluto a la objeción de conciencia del personal ante prácticas como la eutanasia o el aborto.
La protección de la vida, un reto internacional
Antes de la marcha, las asociaciones venidas de otros países, entre las que se encontraba el Foro de la Familia, mantuvieron una para evaluar la situación en la que se encuentra la defensa del no nacido, de los enfermos y ancianos y de los derechos de niños y madres de alquiler en los distintos países.
Los datos que se compartieron ponen de manifiesto la necesidad urgente de un cambio de legislación y, especialmente, de pensamiento cultural en todos los países de Occidente.
Canadá por ejemplo, contabiliza ya el 6% de las muertes anuales a causa de la eutanasia, aprobada en 2015. Este año además, se quiere introducir una nueva ampliación de la ley para incluir a los enfermos mentales, como ya ocurre en Bélgica o Países Bajos.
Las cifras de aborto también han seguido creciendo en los últimos años, acompañadas, de una progresiva obstaculización para el ofrecimiento de alternativas a las madres y de posibilidades de llevar adelante su embarazo o crianza de su hijo.
En 2023, España ha tocado fondo en el número de nacimientos que se quedan por debajo de los 300.000 por primera vez mientras que las cifras de aborto están en torno a 100.000 anuales.
Futuro de esperanza
Mirando la marcha por la vida de París, sin embargo, el panorama de invierno demográfico absoluto de Occidente cuenta también con un rayo de esperanza: a nueva generación provida que ha tomado la voz, la pancarta y las calles para cambiar esta situación. La defensa de la vida es, para una nueva generación, la tarea clave de su participación social y cultural en la historia.