Cada día que pasa veo cómo se les llena la boca con el feminismo a muchos políticos, influencers y periodistas de diversas ideologías. Las mujeres somos el instrumento de este siglo para hacer política a través de argumentos atractivos que no presentan una solución a los problemas reales que sufrimos. Subirse a un escenario micrófono en mano y soltar un speech a lo Virginia Woolf es un parche, no una solución; es una vuelta a la comunicación propagandista y engañosa típica de la revolución sexual o de la movida madrileña.
El abandono y el machismo que se esconde tras algunas voces femeninas me resulta aún más chocante que oír hablar a un hombre de estos temas. ¿Cómo es posible que hablemos de feminismo cuando abandonamos a su suerte a las mujeres, y más aún cuando están en situación de vulnerabilidad? ¿cómo es posible que muchas feministas sean, en el fondo, realmente machistas? ¿dónde está esa libertad tan reclamada? Perdónenme, pero es un sinsentido.
Voy a soltar una barbaridad. Si estando en una situación extrema, incierta, de vulnerabilidad económica o psicológica, unida a una pareja o padres machistas o sencillamente egoístas, que se priorizan frente a la mujer y la vida y solo te ofrecieran abortar, ¿no lo harías? ¿acaso hay alguien razonable que piense que esas mujeres abandonadas por el Estado y la sociedad quieren realmente abortar y no tener a sus hijos en brazos?
Para que no te escandalices te facilito el enfoque de las Administraciones frente al problema:
- No existe ningún organismo público dedicado a la mujer embarazada, siéndolos niños el futuro del país.
- No existen ayudas a la mujer embarazada y a las familias. Bueno, venga, sí existe: calderilla de la que se te queda en el fondo del bolso y encuentras a los meses; ósea, un parche más.
- Y con todo esto que te cuento, el INE (no yo ni mi prima, sino el INE) confirma que hay 24 millones de mujeres en España de las cuales el 75% desearía tener más de 2 hijos…. Y la natalidad está en 1,3.
- Sabiendo lo anterior, sorprende que existan asociaciones y fundaciones que sí ayudan a esas mujeres y de las que no sólo pretenden que no se hable, sino que además son perseguidas por los poderes públicos bajo las órdenes del millonario lobby de los abortorios.
No nos lo dicen, pero quieren que lo pensemos: sólo hay una opción: ABORTAR. Papá Estado no se contenta con no prestar ayuda a las mujeres embarazadas, sino que pasa a la ofensiva cuando financia y da alas al oligopolio del aborto, que ahora le exige perseguir a quien sí ayuda a las mujeres embarazadas. Esto, de nuevo, es machismo de Estado, abandono del más débil y totalitarismo frente al disidente del pensamiento único. De nuevo, solas y desprotegidas. De nuevo, propaganda barata. De nuevo, gobierna Don Dinero.
Si nos mantenemos en silencio ante las injusticias seguiremos viviendo de una política vacía y sin sentido, una política cuyo único objetivo es ganarse el aplauso fácil de una sociedad individualista y egocéntrica, que sigue ciegamente tendencias sobre las que ni si quiera ha profundizado o pensado.
Para terminar con un toque optimista en mitad de este drama, estoy convencida de que el ser humano es bueno en esencia y de que dentro de años o décadas llorará y lamentará profundamente haber sido cómplice de la mayor barbarie.
