La noche y la diversión, contexto estimulante y atractivo, llevan acompañadas importantes conductas de riesgo. El alcohol es sin duda una droga. Genera adicción y es un depresor del sistema nervioso central que adormece progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales produciendo desinhibición conductual y emocional. No es un estimulante como a veces se cree; la euforia inicial que provoca se debe a que su primera acción inhibidora incide en los centros cerebrales responsables del autocontrol.
Entre sus consecuencias, las más conocidas son sin duda las borracheras y el alcoholismo. Ése se caracteriza por una fuerte dependencia física y psicológica además de una pérdida de control sobre la bebida. Sin embargo, es preciso recordar que el uso inadecuado de alcohol puede provocar otras muchas consecuencias entre las que conviene tener en cuenta las siguientes:
- En Europa, el alcohol es el origen del 25% de la mortalidad en jóvenes varones y del 10% en mujeres jóvenes.
- El abuso regular puede provocar pérdida de memoria, dificultades cognitivas, demencia alcohólica y está relacionado con enfermedades como la gastritis, cirrosis hepática, úlcera, hipertensión arterial, trastornos sexuales e infertilidad, problemas metabólicos…
- Puede afirmarse que prácticamente todos los órganos del cuerpo pueden ser dañados por el alcohol y se han estimado en más de 60 el número de enfermedades que se expone a sufrir un consumidor de alcohol sin moderación.
- Tiene graves consecuencias sobre la conducción de vehículos y un gran número de accidentes están relacionados con su consumo.
- Incrementa las prácticas sexuales de riesgo: enfermedades de transmisión sexual, embarazos adolescentes…
- Afecta gravemente a la vida familiar y provoca conductas violentas y delicitvas.
- Facilita el acceso al consumo de otras drogas.
En la población adolescente las consecuencias son aún más graves:
- Ante todo porque, al relacionarse con la diversión y el grupo de amigos, facilita que los consumos de alcohol lleguen a amplias capas de la población juvenil. A ello ha contribuido también la creciente incorporación de las chicas -que consumen alcohol en mayor proporción y se emborrachan más que los chicos- y la precocidad de la edad del inicio que se sitúa en los 13,9 años.
- Con carácter general, el alcohol puede tener consecuencias especialmente negativas para los adolescentes porque se encuentran en una fase crítica de su desarrollo. Muchos ignoran los graves daños que el alcohol puede provocar a su organismo y a su comportamiento.
- Sabemos, según las investigaciones más recientes, que la adolescencia es un periodo crítico en el desarrollo cerebral. De hecho, la maduración cerebral no culmina hasta la tercera década de la vida y las áreas que permiten el raciocinio, la reflexión juiciosa o el control de conductas impulsivas son precisamente las últimas en hacerlo.
- De igual modo, sabemos que cuanto más temprano y más intensivo sea el consumo de alcohol. mayor probabilidad hay de que se produzcan problemas posteriores a lo largo de la vida del joven. Así, la exposición temprana es un claro predictor de una posible dependencia alcohólica en la edad adulta de modo que quienes comienzan a beber antes de los 15 años multiplican por cuatro el riesgo de desarrollarla frente a los que comienzan a los 20 años.
- Las ingestas de alcohol en cortos periodos de tiempo, generalmente unas horas, se repiten con más o menos regularidad, lo que implica una sucesión de episodios de intoxicación y posterior abstinencia alcohólica; esta práctica ocasiona importantes efectos nocivos sobre el cerebro adolescente que es mucho más sensible a los efectos neurotóxicos del alcohol que el cerebro adulto. Por otra parte, parece que este patrón de consumo intensivo puede resultar significativamente más dañino para el cerebro que el consumo regular de alcohol.
- Al no haber alcanzado un pleno desarrollo físico y no estar habituados al alcohol, su organismo tendrá más dificultades para eliminarlo y alcanzarán más rápidamente el estado de embriaguez.
Artículo cedido por CONCAPA.