Observando la deriva cultural e ideológica de las sociedades occidentales actuales, especialmente la española, podríamos desanimarnos las personas que seguimos defendiendo que existe una razón de ser en las cosas, un bien objetivo que proteger y que ha de regir el funcionamiento de los estados.
El aborto presentado como derecho, la legalización de la eutanasia como acto de compasión, el individualismo feroz, la imposición ideológica en la escuela, la ruptura con todo lo heredado, las leyes de ideología de género, el transhumanismo… Son demasiados frentes antihumanistas, demasiadas corrientes y leyes que atentan directamente contra la naturaleza y la esencia del ser humano, contra la vida humana y su dignidad.
Pero ampliemos el punto de mira y descubriremos que ésta no es distinta de cualquier otra época de la Historia, cada cual con sus propias injusticias y tragedias. Que ahora llamen progreso a promover la confusión sobre la propia identidad, a promover el descarte y la discriminación por razón de la etapa de desarrollo vital o del estado de salud es la injusticia y la tragedia de nuestro tiempo. Y aquí estamos, porque nos ha tocado vivir aquí y ahora. Somos parte de esta sociedad y tenemos un papel que desempeñar en la misma, por responsabilidad y por derecho.
Seguramente recuerden las palabras con las que Goscinny comenzaba el guión de cada historia de Astérix: “Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor”. Extrapolando el sentido de esta frase al contexto de este artículo, esa aldea que resiste, todavía y como siempre, a la imposición ideológica en todas sus formas no es otra que la Familia.
La Familia es la solución viviente a la falta de compromisos duraderos con todo aquello que merece la pena, la acogida al hijo que viene es la solución al intento de deshumanización de los no nacidos, el ejemplo de respeto y amor recíproco entre madre y padre es la solución a la ideología de género, la crianza de los hijos con responsabilidad y la transmisión de valores en el hogar es la solución a la imposición ideológica de lobbies y gobiernos, el cuidado con cariño a los familiares enfermos y a los mayores es antídoto contra el homicidio asistido hecho ley… y tantas cosas más que en la Familia se ejercen con naturalidad y que, sin proponérselo, plantan cara a ese invasor de nuestro tiempo.
No hay espacio para el desánimo en el seno de una Familia unida, independientemente de cómo se desarrollen los acontecimientos externos. La Familia es la solución a los grandes problemas culturales y sociales de hoy. Aprovechemos el verano para fortalecer más los lazos dentro del hogar, para afianzar más la unidad y los pilares sobre los que se sustenta cada una de nuestras familias. Conversemos, escuchemos, pasemos tiempo juntos, fomentemos aficiones en común, hagamos Familia. Sigamos siendo la resistencia.
Javier Rodríguez
Director General del Foro español de la Familia.