Son muchas las parejas jóvenes que, al plantearse un proyecto de vida en común para formar una familia, lo hacen con la convicción de que esa mutua entrega será el origen de un compromiso estable en el que puedan nacer y desarrollarse los hijos que vayan a tener y en el que los esposos puedan buscar el desarrollo de su felicidad.
Ese deseo inicial implica esfuerzo, renuncia, generosidad y afán de superación ante las dificultades, además de una voluntad firme y decidida por avanzar hacia el bien de la familia por encima de lo que pueda apetecer individualmente.
El apoyar la estabilidad conyugal y familiar debe ser una cuestión social primordial y prioritaria, de forma que se restablezca la adecuada valoración del matrimonio como generador de nuevas vidas y nuevas ideas en un ambiente adecuado, donde la pareja pueda encontrar cauces de comprensión y ayuda mutuas.
La mejor política social de apoyo a la familia es promover y poner en valor la estabilidad de los matrimonios ya que, conseguir esa perseverancia supone también una mejora del bienestar de los ciudadanos. Y, siguiendo esta línea de apoyo, promover también una campaña pública de educación sobre la importancia para la sociedad de la estabilidad conyugal.
Artículo escrito por Antonio Nieto, miembro del equipo editorial del Foro de la Familia.