Una eventual ley que avanzase en la protección de la vida del no nacido y en la protección de la mujer embarazada, hubiese sido un apoyo importante para mejorar el esfuerzo colectivo de la sociedad española para evitar abortos, pero el eventual incumplimiento del Gobierno y el partido que le sustenta no significa que la causa de la vida deje de ser un objetivo irrenunciable.
Los políticos y los gobiernos pasan, pero el compromiso social de los defensores de la vida es permanente en el tiempo más allá de las circunstancias políticas.
Con nueva ley o sin ella, hay que seguir ayudando a las mujeres embarazadas concretas que se puedan plantear abortar, a que no tomen las decisiones equivocadas; y hay que seguir buscando medios para difundir la cultura de la vida por todos los rincones de España. Si el Partido Popular incumple su compromiso en esta materia nosotros seguiremos trabajando por la vida y la mujer como lo venimos haciendo desde hace décadas prácticamente sin ningún apoyo público. En este tema no caben ni desánimos ni desesperanzas: la vida es algo demasiado importante como para que perdamos la ilusión de trabajar por ella sólo porque algunos no sean capaces de estar a la altura de las responsabilidades que les corresponden.